Por: Pablo Gómez.
Ciudad de México. 27 de abril. Alrededor de las 12:30 horas, alumnas de distintos colectivos feministas realizaron un “escrache” (forma de denuncia pública) a Seymur Espinoza Camacho, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), acusado de abuso sexual. Este se realizó fuera del salón donde el profesor imparte clases.
Las alumnas cantaron consignas exigiendo su expulsión, tales como: “Fuera Seymour por acosador”, y “a expulsar al violento de la UNAM”, utilizando tambores y cazuelas como instrumentos musicales. También colocaron carteles en los que se explicaba el porqué de la acción.
Al sentirse agredido, el profesor pidió a un par de alumnas que cerraran la puerta, acción que fue impedida por las manifestantes. Cuando finalizó el acto, las feministas se retiraron sin ningún incidente. Acto seguido Espinoza Camacho mandó a un pequeño grupo de alumnas para que retiraran los carteles colocados.
Desde octubre del año pasado, se publicó en el siguiente enlace una denuncia de acoso por parte de una ex alumna. “Tú naciste para parir y ser cuidada”, dijo mi maestro y agresor Seymur Espinoza. Por Magali Arriaga*
A partir de su publicación, al menos otras dos chicas han denunciado haber sido agredidas. Hasta el momento las autoridades universitarias no se han pronunciado.
El equipo de Políticas Media logró entrevistar a una participante. Por motivos de seguridad mantendremos el anonimato.
Entrevista a una participante
PM: ¿Cuál fue su objetivo con esta acción?
P: Si bien ya habían existido denuncias en la red, que son importantes pues la información se reproduce y se expande de mayor manera, al final esta virtualidad no es tan tangible.
El ocupar los espacios donde una ha sido agredida y confrontar al agresor de manera física le da otro sentido de apropiación a la denuncia y al acompañamiento. Y vuelves tangible el hecho de decir que “no estás sola”
PM: ¿Cómo sintieron su repuesta?
P: Creo que lo esperaba, dadas las denuncias anteriores. No respondió de ninguna manera, pero estaba visiblemente nervioso. Claramente no contaba con argumentos para defenderse. Me imagino que, si hubiese estado consciente de que no recurrió en tales actos, no dudaría en defenderse.
PM: ¿Qué esperan de las autoridades universitarias?
P: Primero, que cese su actuar académico. Un agresor sexual no puede ser profesor de nada. Si realmente las autoridades están comprometidas con este supuesto protocolo de género, que se elimine a estos agresores de la universidad.
PM: ¿Cuál sería su mensaje a otras mujeres?
P: No tengan miedo, somos un montón. No hay manera de frenar las violencias machistas si no las confrontamos nosotras. ¡Ante la violencia machista, autodefensa feminista!
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