Por: Iván Martínez Ojeda.
El pasado jueves 16, tuvieron lugar en nuestra Facultad las elecciones, para votar las consejerías estudiantiles que representarán a las cinco carreras ante el Consejo Técnico durante los próximos dos años. Los resultados fueron los siguientes:
Sociología: PROCESO Retana-Flores (independientes y única fórmula consensuada en asamblea general) con un total de 57 votos y 27 nulos.
Relaciones Internacionales: Téllez-Escobar (fórmula independiente) con 227 votos por encima de 57 votos de Hernández-Rosas y un total de 17 votos anulados.
Ciencia Política: FACULTAS Jarquín-Gugerli (fórmula independiente) con 176 votos sobre 112 votos de la fórmula Salas- Montes de Oca y un total de 42 votos nulos.
Ciencias de la Comunicación: Conde-Martínez (fórmula independiente) con 499 votos sobre Monge-Quero con 303 votos y un total de 53 votos nulos.
Administración Pública: IMPULSA Camacho-Mejía con 90 votos frente a 87 votos para SOMOS Martínez-Guzmán y con 18 votos anulados.
Con excepción de la fórmula de Administración Pública, a la cual los estudiantes asocian con el Dr. Ricardo Uvalle, el resto de los proyectos estudiantiles llegan al Consejo Técnico con independencia política respecto a los grupos de poder y los partidos políticos en la Facultad; los estudiantes orientaron su voto por la claridad política que mostró cada proyecto pero también para frenar a las fórmulas que se mostraron, en realidad, como representantes de los grupos de poder en la Facultad.
La independencia política de los consejeros entrantes podría asegurar una fuerza opositora dentro del Consejo Técnico y frenar al favoritismo y la distribución de cotos de poder que suelen presentarse, por ejemplo, en la Comisión de Concursos para la asignación de plazas docentes; también abriría un mayor margen de acción para democratizar, por ejemplo, la Comisión de Biblioteca y evitar los descartes indiscriminados de libros.
Sin embargo, la independencia política no bastará para alcanzar las demandas estudiantiles. Para ello será necesaria la construcción de un programa de lucha que reivindique la defensa de la universidad pública, gratuita, democrática y popular, además de una consecuente organización estudiantil permanente, ambas son tareas pendientes del movimiento estudiantil y de llevarse a cabo se requerirá no sólo de la participación de los consejeros estudiantes sino de toda la comunidad universitaria.
Un programa de lucha propio a las demandas estudiantiles podría permitirnos superar los tiempos que marca la burocracia del Consejo Técnico, que han girado más en torno a las propuestas y a la orden del día de la administración que a las necesidades de la comunidad universitaria. Es posible y necesario llevar nuestras demandas al pleno del Consejo Técnico, ésto es así, porque independientemente de las comisiones ya establecidas, el inciso a) del Artículo 5 del Reglamento Interno del H. Consejo Técnico señala como facultad y obligación de este órgano: “Estudiar y dictaminar los proyectos o iniciativas que presente el Rector, el Director, los profesores y alumnos”.
Es hora pues de impulsar nuestras propias demandas como es el comedor subsidiado, mejorar la infraestructura de nuestra biblioteca, o transparentar y democratizar el ejercicio del presupuesto y evitar los derroches en gasto como los $78, 832 que la administración gastó en el jardín de agaves en la zona de las canchas y que fue destruido un año después por la misma administración. También podemos mencionar el derroche presupuestario que implicó la construcción de la “trotapista” ¿alguien ha visto a alguien trotar por ahí?.
A través de la organización estudiantil permanente será posible alcanzar otra forma de ejercer el poder, otra forma de practicar la democracia, otra forma de ejercer la representación, el mandar obedeciendo según los zapatistas. La orientación del voto en una estructura antidemocrática como es el Consejo Técnico se puede consensuar en la base estudiantil a través de grupos de trabajo y asambleas locales y generales: los consejeros votarán lo que decidan los estudiantes, la representación no se gana en las urnas sino en el ejercicio mismo del poder. Experiencias como la otrora Asamblea Permanente de Sociología podrían ser rescatadas y hasta reinventadas para tan indispensable tarea.
Las consejerías entrantes tienen ante sí un reto enorme, su independencia política no será suficiente pero sí necesaria para alcanzar las demandas estudiantiles, la definición de un programa de lucha en defensa de la universidad pública, gratuita, democrática y popular puede además, asegurar la vida de sus plataformas políticas que se formaron al calor de las elecciones y que, a decir de la experiencia, tienden a diluirse por la discontinuidad de la participación de sus bases ante la falta de una organización permanente y tienden también a subsumirse a los tiempos y a la agenda de la administración ante la falta de un programa propio.
Hoy más que nunca se presenta como insoslayable la defensa de la universidad pública y gratuita, las afrentas son cada vez mayores: el cobro ilegal de cuotas en Posgrado UNAM pero también en FES Zaragoza, la instalación de las medidas policíacas acordadas entre la ANUIES y el gobierno federal violando por completo la autonomía universitaria, la reducción de becas en todos los niveles, la tecnificación de los planes de estudio mediante las “terminales técnicas”, el encarecimiento y la privatización de servicios básicos como el fotocopiado o los comedores, los cada vez más estudiantes rechazados, también los diplomados de Televisa en nuestras instalaciones y una larga lista de ataques que están minando el carácter público y gratuito de nuestra universidad. Demostremos a la historia que sabremos defenderla, estudiantes, trabajadores y académicos.
“El nuestro es un deber más profundo que el creado por las circunstancias o las ambiciones. La Universidad tiene una misión principal: formar hombres y mujeres; educarlos, hacerlos útiles a México. Los jóvenes lo saben, los maestros lo enseñan, los trabajadores colaboran en esta vasta tarea”
Javier Barros Sierra.
1968.
El juicio más peligroso y desinformado que haces en tu pseudo crítica es afirmar que las formulas que no ganaron representaban a los grupos de poder fáctico que existen en la Facultad. Asimismo afirmas y das por sentado (grave y prejuiciosamente) que los votos a favor de las fórmulas ganadoras fueron totalmente informados y concienzudos . Si se te hubiera ocurrido analizar las propuestas de algunas de las fórmulas que perdieron, te hubieras dado cuenta de que un importante número atentaban contra los intereses de esos cotos de poder de los que hablas; a los cuales, de paso te digo, hay que ponerles nombres: Consejo Asesor Interno: pone y quita profesores de asignatura según sus favoritismos. Ese es uno de los mentados cotos al que no das nombre, por desinterés, desinformación, temor o conflicto de intereses.
Saludos.
Saludos Esteban Rodríguez y gracias por tu comentario.
Hola Esteban, como te comentaba por otro medio, conozco muy bien al Consejo Asesor Interno y fui uno de los primeros en denunciar sus actividades cuando fui consejero por sociología, no lo menciono en el artículo pero sí menciono los cotos de poder que hay en la asignación de plazas. Por otro lado, tienes toda la razón, no todas las fórmulas que perdieron o no obtuvieron registro estaban relacionadas con los grupos de poder, sin embargo en ningún momento hice esa afirmación. Saludos. (el autor).
Gracias Iván Martínez por responder, esperamos que este espacio pueda servir, para que tengan una mejor interacción entre autor y lector.
Saludos.
¿Y estos consejeros técnicos de sociología si querrán resolver el tema de las nuevas formas de titulación o dejarán que siga el mismo modelo de producción de pasantes en masa?