Por: Tiyako Felipe y Tlaliztitzin Arellano
La “fiesta de los muertos” ya inició en la Ciudad de México y en los rincones más apartados de nuestro país. Por todos lados ya huele a cempasúchil y las calles de la ciudad se van pintando poco a poco de ese amarillo/naranja muy particular. Sin faltar a la cita la flor de terciopelo y su característico color morado o purpura. En casi todos los mercados y calles vemos las tradicionales flores para el festejo y el agasajo de la visita que está por llegar. El Xantolo, Santoro, Día de Muertos, Fiesta de los muertos o Fieles Difuntos es una de las expresiones culturales más emblemáticas y diversa de la cultura mexicana. Ella nos da cuenta de la relación dialéctica de la vida y la muerte en una civilización. En Santa Ana Tlacotenco, alcaldía de Milpa Alta, la fiesta inició el 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel. Ese día las familias acuden al panteón a dejar las primeras flores de cempasúchil “para invitar” a sus seres queridos a la fiesta y hacerles saber que ya los esperan los primeros días de noviembre.