Miles de personas marchamos este 2 de octubre en la Ciudad de México, para recordar la masacre que el gobierno mexicano cometió en contra del movimiento estudiantil de 1968. A 50 años del histórico genocidio las demandas estudiantiles y la represión continúan. Hoy más que nunca la memoria histórica se hace necesaria y la fuerza de los estudiantes abandera las calles.
“Ni perdón, ni olvido. Castigo a los asesinos” se escucha que gritan varios contingentes ante la impunidad del 68, pero también por los 43 normalistas de Ayotzinapa. México, un país en donde las masacres, las desapariciones forzadas, la criminalización de la protesta social, los asesinatos de periodistas, activistas y defensores de derechos humanos, y demás crímenes perpetuados por el Estado forman parte de la vida cotidiana.
A 50 años, las calles cimbraron con los pasos firmes de los pobladores de San Salvador Atenco, que ahora enfrentan y encabezan una lucha en contra del proyecto más grande del sexenio de Enrique Peña Nieto, la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NACIM). Quienes con machete en mano y el respaldo de expertos y científicos sostienen: #YoPrefieroElLago.
También marcharon los jornaleros del Valle de San Quintín, aquellos que trabajan en condiciones precarias y con salarios miserables, en donde se ve la explotación infantil y el acoso hacia las mujeres ¿Qué es lo que exigen? Un contrato colectivo y prestaciones laborales: “No más esclavitud moderna”.
“Aún hay esperanza en los jóvenes” expresó un señor que sostenía un cartel del Comité 68. Mientras que miles de estudiantes gritaban:”Por qué, por qué nos asesinan si somos la esperanza de América Latina”, consigna frecuente en todos los contingentes estudiantiles de bachillerato, preparatoria, CCH’s, licenciaturas y posgrados de diferentes casas de estudio: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN), Universidad Autónoma de México (UAM), Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), Universidad Autónoma de Chapingo, entre otras; y también de los normalistas de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Pasaron una generación tras otra, como lo han hecho por años y como lo seguirán haciendo. Este 2 de octubre revive el espíritu estudiantil, el dolor, la impotencia, el coraje… pero también nos recuerda que: “Nos siguen matando”. Por eso, este 2 de octubre: “¡Es [y debe de ser]- de lucha combativa!”