Por: *Octavio Aristeo López.
Señala el filósofo y revolucionario comunista alemán Friedrich Engels, amigo y compañero de lucha de Karl Marx, en su libro El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre: “En la naturaleza nada ocurre en forma aislada…El hombre, en cambio, modifica la naturaleza y la obliga así a servirle, la domina… Y ésta es, en última instancia, la diferencia esencial que existe entre el hombre y los demás animales, diferencia que, una vez más, viene a ser efecto del trabajo”.
Los dirigentes de los partidos políticos en México y los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral, actúan para un mismo fin; están relacionados en el sistema político y quieren dominar el sistema, para ello trabajan. Como parte de una aristocracia partidista, que observa el trabajo político con un fin patrimonialista en los cargos públicos, hasta los familiares están vinculados con el crimen organizado y tienen alianzas en prácticas de corrupción con empresas trasnacionales de origen norteamericano y español, semejante al porfiriato.
Por lo mismo, existe una aristócrata partidista en México que impide el desarrollo de la producción y modernización industrial en México; este sector, está dispuesto a colaborar con los caudillos que controlan los partidos políticos por cuestiones políticas y económicas, entre ellos están religiosos y los militares.
Entonces, el poder político de los dirigentes de los partidos políticos sirve para conservar la aristocracia y oponerse a los cambios que requiere el país, y los nuevos proyectos económicos.
De aquí, el nuevo poder económico necesita nuevas reglas electorales para fortalecer el Congreso de la Unión, que permita arrojar del poder a la aristocracia que está en los dirigentes de los partidos políticos y por medio de dogmas democráticos quieren detener el derrumbe de sus privilegios y el avance democrático y económico de la sociedad.
La pregunta es ¿Fortalecer o debilitar el presidencialismo? Ya que la lucha por el poder presidencial se está dando fuera de las instituciones democráticas.
No olvidar que en México existen dos corrientes tradicionales que disputan el poder presidencial: el conservador y el liberal, en el que se desata la guerra entre los grupos familiares en cada sucesión presidencial. Es la lucha entre la aristocracia conservadora y la aristocracia liberal.
Aquí, los dirigentes de los partidos políticos y sus servidores, los consejeros electorales, sólo son comparsa de estas dos fuerzas políticas históricas.
Algunos se preguntan ¿Los partidos políticos existen o no existen?, esta es la cuestión: ser o no ser, este es el sentido común; por ello, es importante observar los antagonismos de los dirigentes de los partidos políticos para entender la cuestión.
Los dirigentes de los partidos políticos y consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral son parte del problema en México. Estos hombres no se hallan sujetos a leyes, por lo que rompen el equilibrio político.
Podemos argumentar que sobre las ruinas de México no se levanta otra estructura en el que se desarrolle libremente una nueva sociedad con sus nuevas fuerzas productivas y sus relaciones de producción, que son propulsoras de los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad.
Por consiguiente: la aristocracia partidista y los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral son el problema.
* Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. [email protected]