Por: *Octavio Aristeo López.
Antonio Gramsci interpreta de una manera provocativa la teoría de Maquiavelo sobre El Príncipe como una organización partidista; enseña mucho en el análisis político de los partidos políticos y sus dirigentes deben tener astucia y prudencia en la acción política.
En el libro Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Antonio Gramsci señala que El Príncipe de Maquiavelo es un libro “viviente” es “el símbolo de la voluntad colectiva… que tiene un determinado fin político… de una persona concreta… dando una forma más concreta a las pasiones políticas”.
Pasiones políticas que se manifiestan en cada uno de los 10 dirigentes de los partidos políticos, cada uno de ellos personifica El Príncipe de Maquiavelo; cada uno de los 10 dirigentes de los partidos políticos concretizan al artista en su carácter dramático “sobre un pueblo disperso y pulverizado”.
Cada uno de los dirigentes de los partidos políticos no están en la realidad histórica actual, solo son jefes sostenidos por una abstracción histórica y por sus pasiones dramáticas los hacen objetivos, pero no representan al pueblo, no se vinculan con el pueblo solo confunden al pueblo. No tienen conciencia social.
Están llevando a la sociedad mexicana a una sociedad patológica. Entonces, El Príncipe moderno es un organismo de una voluntad colectiva en acción, el partido político; pero los dirigentes de los partidos políticos, individuos concretos y pasionales, consideran que pueden personificar en ellos este organismo, los partidos políticos, potenciando ciudades del silencio y sus príncipes.
Administran a los partidos políticos como empresa lucrativa cuya mercancía es el voto del ciudadano en cada proceso electoral; alquilan a sus ideólogos orgánicos cínicos para convencer a los ciudadanos a que voten por un determinado partido; están desesperados de que se les acabe el negocio; su negocio es que los ciudadanos acudan a las urnas, porque es su razón de existir al igual que sus empleados y servidores consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral; solo son reproductores de la clase política gobernante corrupta y asesina, para que sigan actuando en la impunidad.
Muchos burócratas identificados con los dirigentes de los partidos políticos perderán su trabajo y los ciudadanos empobrecidos solo esperan la despensa y artículos que regalan los candidatos, y algunos pesos por vender su voto; otros escriben a favor de los dirigentes de los partidos políticos porque ya quieren un hueso. Se consideran expertos electorales pero no los son, solo son siervos ideológicos del sistema corrupto y asesino, y quieren ingresar a este sistema.
Los ciudadanos no esperan una mejor condición de vida, solo son utilizados para reciclar la clase política gobernante corrupta y asesina. Solo es un voto que beneficia al sistema corrupto y asesino.
Existen muchos ejemplos, ¿Quién eligió al que dio la orden para que la policía estatal de Baja California, México, dispara contra la comunidad de jornaleros agrícolas en San Quintín? ¿Estos políticos electos prefieren asesinar, que negociar por mejores condiciones laborales y de vida de los trabajadores? ¿Estas son las autoridades que elige el ciudadano en cada proceso electoral?
Nadie se beneficia en un sistema que crea pobreza y miseria. ¿Quién eligió al gobernante que causó la muerte de niños en la comunidad la Pimienta y San José, municipio Simojovel, Chiapas, México?
Repito, solamente una organización de voluntad colectiva en acción, el partido político, puede unificar a la nación para enfrentar con mayor eficacia y eficiencia la globalización; por lo cual, los actuales dirigentes de los partidos políticos no están capacitados para enfrentar este reto. Solo defienden ciudades del silencio y sus príncipes.
Los actuales dirigentes de los partidos políticos, clase política tradicional, impiden la formación de la voluntad colectiva; no les interesa ser organizadores y abanderados de las reformas estructurales en el desarrollo que necesita nuestro país hacia una civilización superior y moderna, sobre todo las reformas económicas.
“La política es acción permanente y da nacimiento a organizaciones permanentes en cuanto se identifica con la economía” señala Gramsci. Los actuales dirigentes de los partidos políticos, clase política tradicional, consideran dañino las reformas económicas porque les quita el carácter de príncipes, de aquí su oposición y su inacción para construir la voluntad colectiva. Solo destilan odio y fortalecen ciudades del silencio y sus príncipes.
Es necesario definir el rol histórico, el actuar colectivo y político de cada uno de los dirigentes de los 10 partidos políticos como protagonistas en la globalidad real.
Podemos utilizar el sistema de elección de usos y costumbres en varios lugares del país, para elegir a los que ocuparán cargos de elección popular como en el pueblo purépecha de Cherán, Michoacán, México, y que el Instituto Nacional Electoral proporcione la constancia correspondiente.
Sin duda, esto no prosperará, porque los consejeros del Instituto Nacional Electoral solo son empleados y servidores de los dirigentes de los partidos políticos, para evitar este proceso democrático, solo están para reciclar la clase política gobernante corrupta y asesina.
El voto nulo como el abstencionismo, pueden tener un mismo fin, pero el abstencionismo hace más daño que el voto nulo en una democracia. Si ganan los representantes de los partidos grandes ante una votación escaza y el voto nulo es más amplio, entonces, a pesar de tener más plurinominales y aumentar el presupuesto que se les asigna, no tienen legitimidad ni credibilidad para realizar acciones políticas, porque no tienen el apoyo de los grupos sociales, políticos, económicos que están al margen de los intereses de los dirigentes de los partidos políticos; estos dirigentes partidistas solo están al pendiente de la aritmética y la geometría política para beneficiarse.
Lo que está en juego es la democracia del país, no de cómo se reparten los dineros y los puestos de elección popular.
Si los actuales dirigentes de los partidos políticos están fracasando en construir una voluntad colectiva por considerarse príncipes; deben buscarse otros actores que están en los grupos sociales marginados por los dirigentes de los partidos políticos, que tienen una visión internacional de los nuevos tiempos y una cultura política de acuerdo a las nuevas condiciones.
Estos nuevos actores políticos no se encuentran en las ciudades del silencio, es decir, en los centros burocráticos-administrativos. Por ejemplo, Morena, el PRD, el PRI y el PAN se disputan la Ciudad de México a fuego y sangre; los actuales gobernantes perredistas se aferran al poder por codicia del poder, no para servir a la sociedad; además, existen candidatos infames y malos perdedores.
Señala Carlos Marx. “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa” (Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista).
* Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. [email protected]