Por: Pablo Gómez.
Todos los días, a todas horas, nos repiten lo mismo. El Estado es indispensable, el gobierno es necesario, no podemos convivir sin su “protección”, etcétera… Lo dicen por medio de la televisión, la radio y los grandes anuncios, se gastan millones en propaganda y, sin embargo, en la parte más pobre de la sierra de Guerrero esto se ha desmentido.
Según distintas teorías, el principio básico del Estado es que proteja la vida humana, ése, debería ser su principal objetivo.
Cuando las personas deben armarse para defender su propia vida, demuestran que el papel del Estado no es solamente innecesario, sino un estorbo para la libertad, el desarrollo y la vida de las personas.
Comienza la celebración.
Fue aquí, en Tlapa de Comonfort, donde se reunió la Policía Ciudadana y Popular. Cumplieron 3 años de su fundación. Además, se conmemoraron 41 años de la caída en combate de Lucio Cabañas Barrientos. Se planeaba una celebración.
Los periodistas, músicos y actores llegamos la noche del primero de diciembre a un concierto en la plaza principal del pueblo, donde se comenzó a sentir tanto la solidaridad y la amabilidad de los compañeros de la Coordinadora Regional de Seguridad y Justicia- Policía Ciudadana y Popular (CRSJ-PCP) como la vigilancia y la presión gubernamental, pues en el quiosco del municipio, había un par de policías cuidando a otro par de individuos, vestidos de civil, que observaban el evento. Desde el escenario, se mencionó la posibilidad de que fueran miembros del CISEN.
Y aunque el resto del evento transcurrió con normalidad, desde ese momento supimos a lo que nos ateníamos.
Al día siguiente, el ambiente era alegre; por la mañana llegaron a Tlapa de sus respectivas comunidades los integrantes de la PCP. Mientras compartíamos con éstos un delicioso pozole, familias enteras se preparaban para marchar. Y un hombre, de edad avanzada, nos contaba cómo de chico se hablaba de que Lucio andaba luchando, que andaba en las montañas, y que “fue criticado por querer que el pueblo viviera mejor”.
Esta marcha, de las más emocionantes en las que me he encontrado, estuvo siempre acompañada por los gritos de lucha plasmados en todos lados. Graffitis pidiendo el regreso de los 43 estudiantes desaparecidos, esténciles con el rostro de Lucio Cabañas, o pintas que recuerdan a “Toño”, un maestro de la comunidad, miembro de la CETEG, que fue asesinado a tiros por policías poco tiempo antes.
Al final de la marcha llegamos de nuevo al centro de la comunidad, donde la noche anterior se dio el concierto. Ahí, se cantó el himno nacional mexicano en náhuatl y luego en castellano. Después se realizó un ritual de origen prehispánico que pedía por los presentes y, en especial, por los miembros de la PCP.
En seguida, se llevó a cabo un mitin que estuvo lleno de personas y frases interesantes. Estudiantes que citaban a Cabañas al decir: “cuando matan pueblo, hay que matar enemigos del pueblo”, otros señalaban que: “sólo está derrotado aquel que deja de luchar”. Pero la frase más impactante fue la pronunciada por el padre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos, que al relatar cómo el gobierno le había ofrecido dinero para dejar de buscar a su hijo, respondió con furia: “mijo no es un animal pa’ que lo esté yo vendiendo”.
Al concluir el mitin dio inició el evento cultural, con varios artistas de distintos estilos musicales, además de obras de teatro con alto contenido político. El ambiente general era de alegría y relajación; fue entonces cuando la provocación más fuerte llegó.
Provocaciones desesperadas
Mientras todos estábamos distraídos por la celebración, un par de policías municipales fueron hacia los camiones en los que viajaban los miembros de la PCP y les robaron las placas. Algunos miembros de la Policía Ciudadana y Popular los encontraron en el acto, y al verlos, los policías de tránsito huyeron.
El evento cultural tuvo que ser cancelado y en seguida se concentraron en la presidencia municipal, quienes exigían la devolución de sus placas. Las autoridades, en todo momento, negaron haberlas tomado, ya que no las tenían y no existía registro de las mismas.
La gente se enfadaba, pues además de la provocación, ya era tarde y no habían comido. Desde el interior del ayuntamiento, se veía a los manifestantes afuera con pancartas y rostros de enfado y desesperación. Es normal que las autoridades sintieran miedo ante el pueblo reunido y molesto.
El presidente municipal nunca apareció, pero las autoridades que se dirigieron a los representantes de la PCP fueron siempre negligentes, además de que los trataron como si fueran ignorantes. Los policías de tránsito decían que era normal, que de seguro eran delincuentes comunes, pues pasaba muy seguido. Misteriosamente las placas fueron colocadas de nuevo por los ladrones/policías.
Al final, la Policía Ciudadana y Popular decidió retirarse para evitar más conflictos.
Mis conclusiones
Algo que me sorprendió, fue saber que la PCP no se considera un grupo de autodefensas con el fin de encarcelar criminales, sino que creen en la reconstrucción de la sociedad desde otra perspectiva. Ellos y ellas buscan crear un mundo nuevo, poco a poco, escalón por escalón.
Parte de este proceso es la lucha contra el machismo que se da en sus comunidades; pues contaban cómo antes se consideraba que las mujeres sólo debían cocinar y tener hijos. Además señalaron que combatir contra esta mentalidad ha sido un trabajo difícil, pero que ha logrado una mayor inclusión de la mujer tanto en la PCP como en las actividades sociales y políticas de sus comunidades.
Diría que son hombres y mujeres valientes que han decidido ponerle un alto a la barbarie, que han decidido construir un mundo nuevo, con métodos nuevos. Se exponen a ser capturados, presos, torturados, asesinados y muchas cosas más. Sin embargo, no odian, no desean la violencia y piensan que, como lo decía una de sus pancartas, la avaricia es sólo para los seres inferiores.