¿Cuándo dejamos de ser productivos?

Por Jorge Sánchez.

Me lo pregunto y se lo pregunto a quien esté leyendo esta reflexión.

El secretario del Trabajo en turno, en el gobierno en turno, le pidió a los mexicanos ser más productivos el próximo año.

Es molesto que mediante la semántica y la asertividad un gobierno pueda emplear un discurso para desinformar y engañar al pueblo que no cuestiona.

¿Cuándo dejamos de ser productivos? Si eres doctor, ¿cuándo comenzaste a atender menos pacientes?, si eres reportero, ¿cuándo dejaste de hacer bien tus notas?, es más, si eres policía seguramente incrementaste tus detenciones en tiempos recientes, así que ¿cuándo dejamos de ser productivos los mexicanos?

Quizá en el campo pero esto no es culpa del campesino, se los aseguro, él siembra la tierra y obtiene su cosecha pero el mercado le ofrece precios que no le permiten salir de su condición económica. Esto es política de mercado.

Es en el sector público donde la respuesta obvia es el nepotismo. Es en este sector donde es común que gente sin aptitudes para un puesto público lo ejerza y además contrate a otras personas todavía menos capacitadas para puestos diversos que requieren un mínimo de conocimientos, y entonces se echan a perder los sindicatos y otras instituciones públicas. ¿Qué justifica que el nieto de Elba Esther Gordillo sea diputado por la vía plurinominal además de su relación con la líder vitalicia del sindicato más numeroso del continente?

En el sector privado la respuesta –pienso- está en las estrategias económicas que deciden unos cuantos individuos mentirosos que ocupan puestos en bancos y secretarías de Estado encargadas de estos menesteres. Además, el sector empresarial en complicidad ha manipulado y presionado a políticos para legislar a su favor. ¿Cómo? Por ejemplo fomentando un régimen laboral en el que la subcontratación permite un fraude al Seguro Social que afecta directamente a los ahorros del trabajador. El caso de Oceanografía lo dejó expuesto y no hubo debate al respecto. Les llamo mentirosos porque su discurso siempre es a favor del trabajador, en favor del país y el país ni está mejor, tampoco lo está el trabajador que ofrece su mano de obra en el régimen de la formalidad.

Estos sectores, representados en la Conasami (Comisión Nacional de Salarios Mínimos), en el CCE (Consejo Coordinador Empresarial), en la Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana) en la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, entre otros, gracias a los puestos públicos y privados que han ocupado se han enriquecido con dinero público, manipulando la economía de tal forma que no importa el nivel académico del trabajador, los salarios ofrecidos por empresas que se ostentan como socialmente responsables son paupérrimos pero este modelo les ofrece rentabilidad.

Esto ha obligado que las grandes mayorías empleadas ganen menos aunque trabajen más miembros de la familia, la capacidad de consumo es mucho menor que antes. El salario mínimo ha perdido el 75 por ciento de su poder adquisitivo en 30 años y eso ha sido aprovechado por los bancos que mediante la penetración del crédito lo que hacen es suplantar el poder adquisitivo que debería tener el salario. Los trabajadores se endeudan, el banco se queja de una incapacidad de cobranza y los legisladores crean la figura de garantía de liquidez. Ahora el trabajador puede ser embargado y arrojado a la calle.

Luego estos mismos sectores advierten sobre la fuga de talentos en México mientras se niegan a subir los salarios porque esto les obligaría, probablemente, a reducir sus viajes alrededor del mundo, de 50 a 45. Sí, estoy exagerando, pero piénsenlo.

Fotografía: Mónica Olivares 2014.
Fotografía: Mónica Olivares 2014.

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