Por: Ana Eugenia López Ricoy
- Dicho de una persona que se halla en paradero desconocido, sin que se sepa si vive.
- De desaparecer: Ocultar, quitar de la vista.
- Contrario de aparecer: Manifestarse, dejarse ver, por lo común, causando sorpresa.
- Opuesto del verbo del latín parere: “poner a la vista”
- Eufemismo de muerto.
- Dejar de existir.
- Una pregunta sin respuesta.
- El hueco de una cama de quien no volvió.
- La espera del cuarto por la voz que llenaba sus paredes.
- Los dientes apretados en silencio de quienes no reciben noticias.
- El nudo de manos en la angustia de enfrentar el vacío.
- El tormento amargo de imaginar la agonía del querido.
- La indignación de la infinita información con infinita imprecisión.
- El encubrimiento del laberinto enredado que dice buscar la verdad.
- El impulso de tripa de no soltar, de aferrarse a la sed de justicia.
- La rabia de la impotencia.
- Los rostros anónimos en las ventanillas de una burocracia cínica e incompetente.
- Las incontables vueltas al reloj en la pared de otro ministerio público.
- La violencia que se asoma entrelíneas de los múltiples reportes.
- La aparición de incontables cuerpos sin nombre, escondidos bajo por una capa delgada de complicidad.
- El desgaste del sueño incompleto ante la aflicción de resultados periciales.
- El vacío que no se llena con ninguno de los tediosos procesos.
- El horror social ante un perverso orden sangriento que se descubre.
- Las calles inundadas por la denuncia enfurecida de los criminales que gobiernan.
- La fuerza que se llama “pública” que siembra miedo y desintegración.
- Las voces que se alzan ante la falta de las que quedaron enmudecidas.
- Los rostros que se cubren y los que se portan de estandarte.
- Los rostros magullados que tímidamente aportan una versión de los hechos.
- El anuncio de una verdad histórica.
- El secuestro de un ímpetu contestatario por una confusión construida.
- La manipulación de las memorias.
- La criminalización de las víctimas.
- La criminalización de quienes defienden a las víctimas.
- La criminalización de quienes presentan información para cuestionar el proceso de investigación sobre las víctimas.
- Los números que se apilan fríamente para señalar el gigante al que se quiere derribar.
- La privación del derecho más esencial detrás de cada uno de esos números.
- El delito imposible de calcular.
- La despedida tácita de los que ceden a la resignación.
- La esperanza amarga de quienes no renuncian.
- La memoria diluida de un rostro que se dejó de reiterar.
- Las escuelas cuyo maestro nunca llegó a enseñar.
- La aspiración inconclusa de un sueño castigado con el desvanecimiento.
- La sombra de lo que no podemos conocer.
Simplemente, inspirador… UnU
Gracias por tu comentario y nos da gusto que te sea inspirador el trabajo de Ana Eugenia López Ricoy.
Saludos.