Por: *Octavio Aristeo López.
Este mes de marzo está lleno de reflexiones históricas en torno a la democracia y el sistema de partidos en México: el 18 de marzo de 1938, Lázaro Cárdenas del Río, anuncia la expropiación petrolera; el 19 de marzo de 1985 fallece Jesús Reyes Heroles, quien concretó la Reforma Política en 1977 y abrió espacios a los partidos políticos; el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta el 23 de marzo de 1994 y su propuesta de construir un partido de ciudadanos.
Estos hechos históricos demuestran la lucha de mexicanos por mejorar su entorno, por ello, las críticas a los dirigentes de los partidos políticos son agudas, porque los partidos políticos son organizaciones políticas que juegan un papel esencial en un régimen democrático; por ello, la dinámica interna partidista debe ser transparente.
Se habla de la crisis de los partidos políticos, pero no es una crisis de la institución partidista, sino de sus líderes que no promueven “la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, así como las reglas para garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a legisladores federales y locales.” (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 41, fracción 1).
No promueven “la participación del pueblo en la vida democrática”, no respetan sus documentos básicos ni la constitución; por lo mismo, en sus institutos de capacitación política construyen personalidades frágiles y falsas de políticos corruptos, que solo acarician el dinero y no la democracia. Enseñan que la democracia es un negocio no un derecho del ciudadano. Solo son marionetas enredadas. Solo respetando la constitución hacen posible que los partidos políticos sean una institución política fuerte, que no es del interés de los dirigentes y liderazgos partidistas; los dirigentes de los partidos políticos se esfuerzan para hacer posible la visión negativa que se tiene de ellos; a más de un siglo y medio de la existencia de los partidos políticos que han contribuido en lograr cambios políticos en los sistemas políticos, ahora los dirigentes y liderazgos de los partidos políticos están en crisis no los partidos políticos.
A pesar de la cultura política de los estudiosos que prefieren analizar o estudiar el sistema político desde un enfoque autoritario, no reconocen el avance democrático o los avances democráticos de un sistema político gracias a la existencia de los partidos políticos.
En el que se demuestra que cada partido político tiene sus fundamentos democráticos no así sus dirigentes, que utilizan la estructura partidista y el presupuesto público para conservar sus privilegios y conseguir riquezas semejantes a una monarquía europea que tendría envidia. Incluso heredan y venden puestos de elección popular al mejor postor.
Por lo tanto, no es la sociedad la que está destruyendo a los partidos políticos, son los dirigentes y líderes partidistas los que están socavando con las instituciones democráticas; son los principales enemigos de las instituciones democráticas; por lo mismo, deben ser responsables de querer asesinar a la democracia y al pueblo de México, que por el momento están logrando su debilitamiento internacional.
Entonces, los dirigentes de los partidos políticos son responsables de su desprestigio no solo en México, esto sucede también en países de Europa y América Latina, en los cuales, los ciudadanos tienen desconfianza no en los partidos políticos como entidades de interés público, sino en sus dirigentes y liderazgos que tienen conductas antidemocráticas semejantes a un cuerpo monárquico.
Es el momento del cambio en las dirigencias y liderazgos de los partidos políticos, porque consideran que lo electoral es la democracia, igual afirman los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral en sus comerciales para inducir al ciudadano a votar.
Por consiguiente, los dirigentes de los partidos políticos y los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral, que son empleados de los dirigentes de los partidos políticos, no cumplen con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que señala: “Artículo 3o…Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”.
Tampoco cumplen los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral con el Artículo 3º de la Ley General de Partidos Políticos: “tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y, como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público… 3. Los partidos políticos promoverán los valores cívicos y la cultura democrática entre niñas, niños y adolescentes, y buscarán la participación efectiva de ambos géneros en la integración de sus órganos, así como en la postulación de candidatos.” (Ley General de Partidos Políticos).
La sociedad ha cambiado, por ello los dirigentes y líderes de los partidos políticos deben cambiar, en el que han convertido a las estructuras partidistas en domésticas y hereditarias.
Si los dirigentes y líderes de los partidos políticos no cambian, que ya no representan a la sociedad ni motivan la participación ciudadana en sus estructuras, observamos el repliegue de la ciudadanía ante los partidos políticos por causa de sus dirigentes y líderes corruptos y asesinos, por lo que, los ciudadanos prefieren construir movimientos sociales y no fortalecer a los partidos políticos, por lo que se quedan sin bases sociales.
Podemos llegar a una conclusión: existe desconfianza en los líderes y dirigentes de los partidos, no en los partidos políticos como entidades de interés público.
En este contexto, se encuentran los partidos políticos atrapados y secuestrados por una camarilla de dirigentes y liderazgos antidemocráticos, corruptos y asesinos.
* Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. [email protected]