En defensa de Susana Prieto y los obreros de Matamoros

Por: Nahúm Monroy.

Luego de dos meses de lucha, las cámaras empresariales del país siguen poniendo al unísono mentiras monstruosas para desprestigiar al movimiento obrero de Matamoros 20/32 y a Susana Prieto Terrazas, la abogada y activista que los representa. Pueden creerse muchas cosas de la burguesía como clase, pero algo que sería erróneo creer es que sus representantes son tontos. Cuando los capitalistas movilizan todos los recursos económicos y humanos a su alcance para amenazar y calumniar a quienes en los hechos defienden a los más trabajadores, es porque están interesados en destruir lo que su ejemplo significa para la toma de conciencia de todos los explotados.

Las calumnias de la burguesía

Desde el surgimiento del movimiento 20/32 la prensa burguesa ha puesto en circulación mentiras mordaces intentando presentar a los empresarios transnacionales como pobres seres indefensos y a los trabajadores como “extorsionadores” que cierran las fábricas de Matamoros sin motivo alguno. Diversas notas locales han ido más allá y acusan a Susana Prieto de ser la “abogada cuernos de chivo” que se dedica a amedrentar a industriales desamparados y a manipular a trabajadores. (Ver https://codigomagenta.com.mx/articulo/que-alguien-me-explique/abogada-cuerno-chivo). A todo esto se suman las múltiples amenazas de muerte que la activista de Ciudad Juárez día tras día, así como golpizas que han sido propinadas contra los obreros participantes en el movimiento.

Los hampones que dirigen las televisoras del país suelen propagar muchas mentiras para defender los intereses del capital, pero de entre las calumnias que se han vertido desde sus programas ésta ha destacado por su cinismo y estupidez. La verdadera falta que Susana Prieto ha cometido para merecer semejantes ataques ha sido poner al descubierto la trama de corrupción existente entre empresarios, sindicatos charros y gobierno: sindicatos blancos que son dirigidos por empresarios; trabajadores que por décadas han sostenido a una burocracia que no los defiende ni vela por sus intereses; políticos y jueces corrompidos que con la ley en la mano decretan inexistentes las huelgas y criminalizan obreros.

En el transcurso de unas semanas se ha dicho de todo contra Susana Prieto: que Donald Trump la financia para desestabilizar políticamente al país; que Napoleón Gómez Urrutia, líder del sindicato minero, la respalda con la finalidad de crear una nueva central sindical; que López Obrador la apoya para desestabilizar con huelgas un estado panista como Tamaulipas. Todo esto se ha dicho en su contra y en cada caso las empresarios y líderes sindicales no han sido capaces de presentar una sola prueba sólida. Más aún, Susana Prieto ha dado la cara siempre para desmentir las acusaciones y para rechazar los vínculos con quien se pretende relacionarla.

La trayectoria de una luchadora

Susana Prieto es una mujer muy valiente. Ha dedicado toda su vida a defender los intereses de los trabajadores partiendo de los instrumentos que tiene a su alcance: su profesión como abogada y un conocimiento pormenorizado de la situación del proletariado en el norte del país. Es pertinente preguntarse sin embargo por qué habiendo tantos abogados laborales en la frontera norte, fue precisamente esta mujer la que se convirtió en la dirigente del movimiento obrero más importante de México en muchas décadas.

Fotografía tomada de elsoldehermosillo.com.mx
Fotografía tomada de elsoldehermosillo.com.mx

A decir verdad fueron los mismos obreros de las maquiladoras de Matamoros los que buscaron a la abogada desde finales de 2018 para pedirle ayuda ante una situación que no sabían cómo enfrentar. El nudo del asunto era el siguiente: los empresarios planeaban quitarles a los obreros el bono anual único estipulado en su Contrato Colectivo, pues argumentaban que el gobierno federal ya había anunciado un incremento al salario mínimo en un cien por ciento. A todas luces esto era un robo descarado. Desde el 2015 los empresarios habían rehusado hacer incrementos directos para evitar pagar más impuestos y prestaciones. En lugar de ello, destinaban el monto del aumento salarial a través de un bono único anual que se entregaba siempre a inicios de año. Tomando en cuenta el salario paso de $88.32 a $176.72, el bono también aumentó en un cien por ciento, o sea a $32,251.40. Esto fue lo que desencadenó la lucha.

Los obreros en realidad tenían contacto con muchos otros abogados de Matamoros pero no estaban interesados en sus servicios por su orientación patronal o en favor de los sindicatos charros. Ellos estaban en búsqueda de una persona con un perfil específico y ese perfil era el de Susana Prieto, que desde varios años atrás se había distinguido en su natal Ciudad Juárez por comprometerse con las luchas de los obreros rebasando el plano estrictamente profesional y por hacer suyas sus demandas aun a costa de poner en peligro su propia vida.

Recuerdo que varios meses antes de que iniciara el movimiento 20/32 descubrí en las redes sociales los videos de una abogada que brindaba asesoría jurídica a los obreros de manera gratuita. Estos eran los videos de Susana Prieto. Me llamó la atención entonces su sensibilidad y la forma tan apasionada en la que se dirigía a los trabajadores; pero especialmente, el contenido político que acompañaba su asesoría: denunciaba las artimañas de los capitalistas, hablaba de la necesidad de que los obreros tuvieran conciencia de clase, explicaba cómo los empresarios incrementaban los ritmos de explotación y cometían abusos mediante engaños. Todo este material puede encontrarse en internet pues Susana siempre ha sido muy transparente en el ejercicio de su profesión.

La abogada ya era ampliamente conocida en Ciudad Juárez por haber encabezado luchas victoriosas en las maquilas y por encarar en más de una ocasión a empresarios, líderes sindicales y al mismo gobernador de Chihuahua. La abogada misma ha mencionado sobre su trayectoria: “Susana Prieto nace desprotegida… Siempre tuve la conciencia de defender sólo trabajadores y no patrones y siempre me he sostenido en esa línea. Y cuando empecé a involucrarme con las vidas de los trabajadores, con sus salarios, con la precariedad con la que viven y a dónde los ha llevado el gobierno, pensé que además de ser abogada de trabajadores había que hacer algo más y paralelamente al ejercicio de mi profesión me convierto en activista de los trabajadores, donde permanezco hasta ahorita.” (Ver https://www.youtube.com/watch?v=2XlCEAehYLU).

Esta actitud de defensa irrestricta de los intereses de los obreros, especialmente cuando las injusticias son mayúsculas, no le han granjeado precisamente mucha simpatía entre los capitalistas. En el año 2015 Susana Prieto sufrió un atentado en su despacho de Ciudad Juárez por parte de sujetos con armas largas quienes golpearon a cachazos a sus colaboradores y a su esposo. Este ataque se dio días después de que la abogada recibió una llamada telefónica de funcionarios de la Secretaría de Gobernación en donde le decían que el gobernador de Chihuahua estaba muy molesto por la lucha que estaba encabezando en la maquiladora ‘Scientific Atlanta’: “No hay ningún problema en Juárez, los problemas los estás provocando tú. O arreglas el problema o lo arreglas.” La amenaza fue directa y tres días después se produjo el ataque en donde encañonaron a la misma abogada. El hecho de que los agresores no se cubrieran fue un claro indicio de la naturaleza política del ataque. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=vlc42byuqu0).

La biblia dice en alguna parte: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Susana Prieto es la mujer que ha tenido la valentía y el arrojo para defender a los obreros industriales que luchan por una vida digna y con su esfuerzo ha llevado a la victoria a miles de familias obreras. Esto en ningún modo significa ser acrítico o hacer culto de su persona, sino saber distinguir lo que es esencial de lo secundario. Es necesario cerrar filas ante los ataques y amenazas que contra ella y los obreros de Matamoros se están ejerciendo.

La hipocresía empresarial

¿Es verdad que los obreros con su lucha están poniendo en riesgo la estabilidad económica de Matamoros?, ¿es cierto que sus exigencias han sido excesivas para las empresas y que ninguna ley los obliga a cumplirlas? De diversos modos esta afirmación ha sido repetida una y otra vez por los representantes del capital y los funcionarios de gobierno. El chantaje que se ejerce contra los obreros es que si se exceden en sus demandas provocarán que las empresas se vayan del país.

Fotografía de reportedirecto.mx
Fotografía de reportedirecto.mx

Las maquiladoras en ciudades como Matamoros empezaron a establecerse a mediados de los años 80 del siglo pasado gracias a las enormes facilidades otorgadas por los gobiernos para la inversión extranjera, tales como exención de impuestos y en muchos casos servicios gratuitos como agua y electricidad. Hasta la fecha el gobierno mexicano otorga a las empresas extranjeras estímulos adicionales como una deducción en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) por realizar actividades de importación y exportación. Pero las maquiladoras transnacionales se establecieron sobre todo porque encontraron como atractivo una mano de obra mucho más barata, cualificada y productiva que la de Estados Unidos.

Para ilustrar la situación bien conviene ver la disparidad de salarios existente entre México y Estados Unidos: mientras que el salario mínimo en las ciudades de la zona norte de México es actualmente de $176.72 diarios, en todos los estados fronterizos del país vecino es 10 veces más elevado: en California $1,841.00 diarios ($55,230.00 mensuales); en Arizona $1,687.00 diarios ($50,610.00 mensuales); en Nuevo México $1,150.00 diarios ($34,500.00 mensuales), y en Texas $1,112.00 diarios ($33,360.00 mensuales). (Ver https://bit.ly/2On7GdJ).

Se puede argumentar al respecto que los niveles de vida son más altos en Estados Unidos que en México y que por ello la desigualdad está justificada, pero aún con todo, la brecha sigue siendo enorme. Un par de ejemplos puede para ilustrar el asunto. En Estados Unidos basta que un obrero de la industria automotriz trabaje cinco meses para que pueda comprar un automóvil de los que produce; en cambio en México, en el mismo tiempo un obrero del mismo rango sólo puede comprar las llantas y el volante. En Estados Unidos una lata de refresco cuesta 1.39 dólares (26.27 pesos mexicanos) y con un salario mínimo un trabajador estadounidense puede comprar 43 latas de refresco; en cambio un trabajador mexicano apenas puede comprar 7 latas. Los ejemplos pueden extenderse indefinidamente.

La hipocresía de los capitalistas raya en lo grotesco. La bonanza de la industria maquiladora, de la industria automotriz y de muchas otras se han generado gracias al ofrecimiento de una mano de obra mexicana muy barata. Esto es lo que la burguesía llama competitividad. Un dirigente sindical decía sobre la situación en la frontera mexicana: “¡Alta productividad, gran calidad, gran trabajo, con poca paga, sí, aquí hay mano de obra barata, bajos precios, incluso menor que en China!”. (Ver https://bit.ly/2HHobS5)

Los empresarios de la industria maquiladora han gozado de condiciones excepcionales para explotar a los obreros de la zona fronteriza de México durante décadas. Sobre su sangre y sudor se han amasado fortunas de las cuales ellos apenas han visto en sus bolsillos una pequeña parte. Es hora de que los obreros se unan para arrebatar a los capitalistas lo que les corresponde, para ello es necesario luchar por la democracia sindical.

Charros, empresarios y gobierno

La victoria de los obreros del movimiento 20/32 en 90 maquiladoras es un hecho que no tiene precedentes en la historia del país. Los corrompidos dirigentes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) preocupados por la caída estrepitosa de su credibilidad y por la inminente crisis interna que en sus filas se avecina, empezaron durante la última semana a alertar a los empresarios de otros estados de la necesidad de cerrar filas e implementar medidas que garanticen la “paz laboral”.

El más ilustrativo de los pactos que se firmaron fue el de Nuevo León donde Federico Pozas, representante de la Coparmex dijo: “Si las empresas, si los trabajadores están bien y el sindicato cumple con su función será muy difícil que una amenaza externa nos divida.” (El Economista, 22/03/19). Estas palabras bien pueden traducirse de la siguiente forma: “Si los sindicatos pueden controlar a los trabajadores y evitar que se organicen no tendremos de qué preocuparnos.”

El temor de los empresarios y de los dirigentes sindicales charros del país ahora es mayúsculo. Se encuentran muy a gusto con el régimen que les permite un control sobre los Contratos Colectivos y no están dispuestos a compartirlo con nadie más. En otra época este tipo de líderes habrían enviado grupos de matones y esquiroles para romper las huelgas de los trabajadores. En las mejores épocas del PRI de hecho así funcionaba la CTM. Si en esta ocasión han tenido que retroceder sobre sus propios pasos, ha sido porque los trabajadores se rebelaron por miles y cualquier medida mal calculada podría extender la fuerza del movimiento obrero. No podemos esperar que abandonen sus cotos de poder sin dar una buena pelea.

Se encuentra también en entredicho el papel del gobierno federal. Se supone que el gobierno de la 4ta transformación fue votado por millones de personas para implementar un cambio profundo. Miles de trabajadores pensaron del siguiente modo: “si el actual gobierno representa los intereses de los más pobres, eso significa no estará de lado de quienes nos han explotado y por lo tanto no seremos reprimidos si luchamos por un mejor nivel de vida”. Si bien es cierto que hasta ahora el gobierno de México no ha reprimido las luchas de los trabajadores, sí ha adoptado los argumentos de los empresarios al decir que las huelgas están desincentivando la inversión. Como ejemplo de esta tentativa basta rememorar la amenaza velada que el senador Ricardo Monreal deslizó contra la abogada Susana Prieto, al decirle en una llamada telefónica que el gobierno no permitiría que se pusiera en riesgo la economía del estado.

Se ha anunciado ya la creación de una nueva central afín a Morena, pero esto en la vía de los hechos reeditaría una nueva CTM y terminaría representando el mismo control corporativo sobre la clase obrera. La conquista de la democracia sindical por lo tanto debe darse al margen del Estado y debe ser arrebatada a éste desde abajo.

Los obreros mexicanos y la lucha por el socialismo

Por muchas décadas el Estado mexicano consiguió maniatar al movimiento obrero a un partido y una ideología ajenos a sus intereses históricos. Este partido fue el PRI. Para conseguirlo, los gobiernos mexicanos (de 1929 a 1982) jugaron una partida doble: por una parte tutelaron de manera autoritaria los derechos que los obreros habían ganado en la Revolución mientras por otra parte, usurpaban su independencia política y reprimían a los disidentes en los sindicatos.

Los gobiernos del PRI y del PAN de 1982 a 2018 desempeñaron la misma política, con la diferencia de que fueron destruyendo poco a poco las bases sociales que habían hecho posible el control corporativo de los obreros: contrarreformas a Ley Federal del Trabajo; aniquilamiento de los sistemas de jubilaciones y pensiones; destrucción de los Contratos Colectivos, privatización las instituciones de seguridad social, etcétera. Estas medidas propiciaron una relación de distanciamiento y tensión permanente entre los gobiernos neoliberales y los dirigentes de grandes sindicatos charros que en otra época habían sido piezas fundamentales del PRI (Joaquín Hernández La Quina, Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo, etcétera).

La subordinación de la clase obrera mexicana a una ideología burguesa como la del PRI, infundió en las mentes de los trabajadores por muchas generaciones la idea de que sus intereses no eran opuestos a los de los capitalistas y que por lo tanto, unos y otros podían trabajar juntos por el desarrollo del país. De manera inicial el lema de la CTM había sido “Por una sociedad sin clases”, pero cuando el partido de Estado se apoderó de ella en 1936, sus dirigentes lo cambiaron cínicamente a “Por la emancipación de México”.

huelga

Estas ideas nocivas prepararon las bases para que los sindicatos quedaran bajo el control de líderes que luego se convirtieron en empresarios. La sumisión de la clase obrera al Estado, que es sólo un comité que vigila los negocios de los capitalistas, fue entonces un enorme obstáculo para la toma de conciencia de clase de los trabajadores y su evolución en líneas socialistas. En estas condiciones, no resultaba extraño que con orgullo y presunción, gobernantes priístas y líderes charros sostuvieran que el socialismo era una ideología exótica y ajena a los intereses de los obreros mexicanos.

¿En dónde reside la trascendencia histórica del movimiento obrero 20/32? La cultura dominante ha puesto por tradición al norte de México el mote de “empresarial”. Esta cultura que en el estado de Nuevo León estableció su símbolo de orgullo y autosuficiencia, ha ejercido por décadas una influencia significativa en las mentes de los trabajadores al inculcarles que explotadores y explotados son parte de una misma familia. A través de su cruda experiencia la clase obrera ha aprendido sin embargo lo que esto significa: salarios de miseria, jornadas extenuantes, condiciones de trabajo insalubres y una burocracia sindical que vive a su costa.

La rebelión obrera de Matamoros ha producido una de las fisuras más importantes en la vieja estructura de dominación de la clase obrera. Es junto con la rebelión de los jornaleros del Valle de San Quintín en marzo de 2015 y otros episodios relevantes, un acontecimiento que ya se ha ganado un lugar en la historia del movimiento obrero en México. A inicios de este año decenas de miles de obreros en su mayoría jóvenes se insubordinaron, rebasaron a los líderes charros y paralizaron la producción de 45 empresas multinacionales al mismo tiempo. Lo hicieron con mucha audacia y venciendo el miedo. Al paralizar los nervios de la economía capitalista, hicieron temblar toda la estructura social y demostraron para asombro de incrédulos, cínicos y cobardes que cuando la clase obrera decide ponerse en movimiento, no existe ningún poder en la tierra capaz de detenerla.

La fuente sobre la que por más de un siglo ha brotado el enorme poder político que tienen los explotadores en México ha sido la ausencia de independencia de los obreros y su escasa conciencia sobre su poder como clase. Aun así, quienes contribuyen a confundir a los trabajadores y a retardar el proceso de liberación, se enfrentarán en los próximos años a su despertar creciente: los trabajadores lucharán por recuperar sus sindicatos y por disputar también el poder político. De la misma forma el creciente ascenso de las ideas del socialismo entre los trabajadores de Estados Unidos será un factor poderoso que infundirá bríos a los obreros mexicanos y los hermanará con sus iguales en la única lucha por la que merece la pena vivir y morir: la lucha por el socialismo.

 

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