Por: Pablo Gómez.
El 9 de septiembre de 2016, presos de al menos 40 centros penitenciaros, en 24 estados de los Estados Unidos, lograron coordinar huelgas de hambre, paros laborales y revueltas. Al grito de “Este es un llamado para acabar con la esclavitud en América” luchan contra las condiciones de esclavitud del trabajo en las prisiones, el racismo, confinamiento solitario, mala alimentación, pésimos servicios de salud y más.
Muchas compañías (tales como: Starbucks, Boeing, McDonald’s, AT&T, Verizon, JCPenny, Kmart, Victoria’s Secret, entre muchas otras) explotan el trabajo esclavo de la prisión, haciendo que los reclusos trabajen por un salario de entre 23 centavos y 1.15 dólares la hora, cuando el salario mínimo en el país es de 7.25 la hora. Incluso en algunos estados como Tejas y Georgia el trabajo es obligatorio y no tiene remuneración alguna.
Además, no se les permite a los reclusos sindicalizarse, a pesar de esto, han logrado crear el Comité Organizador de los Trabajadores Encarcelados (IWOC), que forma parte de los “Trabajadores Industriales del Mundo” (IWW). Este sindicato de presos cuenta con más de 1000 afiliados y junto a varias organizaciones en contra de la supremacía blanca lograron organizarse para la huelga.
En un país que tiene el 5% de la población mundial, pero el 25% de la población mundial encarcelada, en el cual los afroamericanos son encarcelados seis veces más que los blancos, no es de sorprender que muchos participantes en la huelga luchen también en contra de la supremacía blanca y el racismo existente en las corporaciones policíacas y carcelarias.
Por participar en esta huelga, los reclusos se arriesgan a: que su sentencia sea extendida por “mal comportamiento”, a recibir maltratos físicos y psicológicos por parte de los guardias, a una reducción de sus alimentos (los cuales son de pésima calidad y varios reclusos lo han evidenciado en redes sociales), entre otras.
La huelga inicia también en una fecha simbólica, el 9 de septiembre se cumplieron 45 años de la insurrección en la prisión de Attica en Nueva York, en la que los presos lucharon por las mismas demandas y terminó con una violenta represión por parte del Estado que dejó 43 muertos. Desde entonces, la lucha por los derechos de la población reclusa ha sido constante y cada vez más organizada.
Hasta ahora, (la información de lo que pasa dentro de las prisiones es muy difícil de conseguir), sabemos que ha habido eventos de solidaridad a través de todos los Estados Unidos, además de países como Grecia, Serbia, Inglaterra, Canadá, Colombia y otros países.
Desde aquí este autor sólo puede terminar diciendo: ¡Abajo los muros de todas las prisiones!
Para más información (en inglés):
- https://thenib.com/inmates-are-planning-the-largest-prison-strike-in-us-history
- https://itsgoingdown.org/prisonstrike-resistance-to-slavery-across-the-world/