Por: Octavio Aristeo López.
El pasado 5 de febrero, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cumplió 99 años, fecha cívica importante que recuerda a gobernantes y gobernados la vigencia de una constitución democrática que tiene su origen en el siglo XIX.
La Constitución de Cádiz de 1812 dio origen al movimiento de Independencia de México con España y motivo la aparición de la Constitución de Apatzingán de 1814 que en 2014 cumplió 200 años de ser promulgada por José María Morelos y Pavón, la cual da formalidad a la lucha de independencia; con la Constitución de 1824 inicia oficialmente la vida independiente de nuestro país; además de las Siete Leyes Constitucionales de 1835-1836, las Bases orgánicas de la República Mexicana de 1843, el Acta constitutiva y de Reformas de 1847, hasta que fue convocado el Congreso Extraordinario reunido en la Ciudad de México el 5 de febrero de 1857 dio origen la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, una constitución liberal y no conservadora, porque los liberales fueron los vencedores en la Guerra de Reforma, lograron vencer militarmente la invasión francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo aliados de los conservadores, también lograron establecer la separación entre la Iglesia y el Estado.
Después de la Revolución Mexicana iniciada en 1910, se elaboró la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que rige actualmente en México, promulgada el 5 de febrero de 1917 y surgió de las reformas realizadas a la Constitución de 1857 e incorporó artículos nuevos surgidos de los ideales de los revolucionarios mexicanos, como son los artículos 3, 27, 123 y 130.
El primer jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza convocó en diciembre de 1916 a un Congreso Constituyente para presentar un proyecto de reformas a la Constitución de 1857 y en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro, fue promulgada el 5 de febrero de 1917 la nueva Constitución, algunos constitucionalistas tienen el argumento que la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857 sigue vigente.
Por supuesto se han realizado más de 600 reformas constitucionales, entre ellas están las reformas de 1953, en donde se otorgó derecho de voto a las mujeres, y de 1969, en que se concedió la ciudadanía a todos los mexicanos mayores de 18 años, así como las reformas electorales de 1977, 1986, 1989, 1990, 1993, 1994, 1996, 2006, 2008, 2012 hasta 2015, destinadas a garantizar elecciones legales, el respeto al voto, mayor certeza jurídica, impulsar el desarrollo económico, incluye reformas laborales, agrícolas, energéticas, educativas, financieras y religiosas.
La constitución tiene cambios permanentes, es dinámica, sólo necesita que los ciudadanos mexicanos se conviertan en defensores permanentes de la ésta cada día; es deber ciudadano respaldar todos los hechos que la defienda y no la denigren; hacer que la Constitución sea real y no sólo formal, es decir, que la Constitución real esté de acuerdo con la Constitución formal, es el devenir de la constitución democrática y la realidad mexicana, por ello, es un orgullo nuestra Constitución, porqué a pesar de sus reformas sigue siendo vanguardia en el mundo, sus fundamentos siguen vigentes, sólo hay que cumplir su normatividad.
El problema radica en que los ciudadanos observan, son testigos de una forma de gobernar donde sus gobernantes, hasta los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación violan la Constitución con placer; entonces, la Constitución no es respetada por algunos quienes son jefes políticos incrustados en los Tres Poderes de la Unión, incluidos servidores públicos, empleados públicos que siguen los mandamientos de sus jefes inmediatos; por supuesto, algunos sectores de la sociedad se unen a esta violación permitiendo una forma de gobierno autoritario, despótico, no permiten fortalecer la Republica y la Democracia ante un Congreso sumido en sus disputas internas.
Esto permite sostener la tesis de que en México vivimos en la simulación, donde la clase política en los Tres Poderes de la Unión jura respetar la Constitución y la violan, sin tener un mínimo de vergüenza. De aquí que intelectuales señalen que la política mexicana es un teatro transmitido en vivo por los medios de comunicación; es la nota del día llena de escándalos en la infinidad de hechos y formas en que es violada la Constitución, esto forma una cultura política.
Porque, a veces padecemos, los ciudadanos mexicanos de amnesia histórica y esto proporciona impunidad y permite actuar con brutalidad por no respetarse la Constitución, y lo más desagradable, es que algunos sectores de la sociedad aprueben estos hechos.
Entonces, cada generación reescribe su historia, por lo tanto, a esta generación, nuestra generación, le corresponde seguir luchando porque se respete la vigencia de la Constitución, que tiene significados diferentes en tiempos distintos, sin olvidar que la Constitución tiene un espíritu transformador desde el siglo XIX, una constitución democrática tratando de ser vinculadora con la realidad mexicana: así que celebremos la constitución democrática que nos gobierna.
Los personajes que quieren cambiar la Constitución no tienen claro los conceptos, por ejemplo, confunden Estado con Gobierno, principio básico que debe dominar un profesional de la política, sólo reproducen discursos ex priistas y vomitan sus canarios conceptos ya obsoletos; también, existen científicos tecnócratas en política que semejante al porfiriato, administran al gobierno y creen que son el Estado, que es gente “bonita y elegante”, que representan al Estado, niegan su razón de ser como servidores públicos para pisotear al ciudadano al confundir conceptos.
Los tecnócratas, están ahora por el constitucionalismo oligárquico separado del pueblo mexicano, están siempre deseosos de privilegios y, el no tener el apoyo de las fuerzas políticas de México en sus reformas, buscan y buscarán apoyos en el exterior para imponer una paz a cualquier costo; tratarán de imponer la paz por medio de prácticas aplicadas en la época colonial y en el porfiriato; el primero originó la independice de 1810 y el segundo la Revolución Mexicana de 1910. No son capaces de mantener un país estable, y el ser débiles para gobernar, no podrán sostenerse ni con un gobierno policiaco ni con sus opositores comparsas como es la izquierda reaccionaria, incluyendo Morena.
Por supuesto, que no estoy de acuerdo con el razonamiento de que México debe tener una nueva constitución.
Recuerdo parte del discurso de Heberto Castillo pronunciado el 27 de Agosto de 1968 en el Zócalo de la Ciudad de México: “Hemos llegado aquí para reivindicar a la Constitución General de la República, sistemáticamente violada. Ese pequeño gran documento que se había convertido en el “libro olvidado”. Ese documento es el que ha servido de bandera a la juventud estudiosa de México, y a nosotros sus maestros…Nosotros buscamos otros horizontes. Y para ello acudimos a la Carta Magna. Esa es nuestra bandera. En eso son más elocuentes Pareto, Nash e incluso Marx, quienes logran explicar por qué hay desigualdad pese a que existan transacciones que parten de garantizar un aparente valor de cambio y plusvalía justas”.
Al respecto, señala Carlos Marx en su texto La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850. Doy lectura textual: “Y así se dio el caso de que la burguesía y el Gobierno llegasen a temer mucho más la actuación legal que la actuación ilegal del partido obrero, más los éxitos electorales que los éxitos insurreccionales.”
Ya el polaco-alemán Ferdinand Lasalle (1825-1864), abogado, político socialista y amigo de Carlos Marx, por el que fue uno de los fundadores de la Asociación General de los trabajadores Alemanes y del Partido Obrero Socialista de Alemania, señaló que la Constitución es una relación de fuerzas que existe en cada país, la relación de fuerzas entre los reaccionarios y los revolucionarios, por lo que la Constitución al ser la expresión de estas fuerzas políticas puede ser una Constitución reaccionaria o una Constitución revolucionaria.
Si el pueblo de México es revolucionario y tiene una Constitución reaccionaria, entonces, la Constitución está alejada de la realidad, está divorciada de la realidad, y sólo protege a los reaccionarios y no a los revolucionarios, este es el debate permanente: que la Constitución no se aleje de la realidad del pueblo revolucionario ¿O, el pueblo es reaccionario?
Señala el político mexicano, respetado por todas las corrientes políticas revolucionarias del país, Jesús Reyes Heroles (1921-1985): “Creemos en su vigencia porque nuestra Constitución, no es un punto de llegada, es un punto de partida; es un texto fundamental que ayudó a transformar una realidad y que, acatando su propio espíritu, se ha modificado y puede seguir nidificándose para regir nuevas realidades, para incorporar en ella nuevos ideales, nuevos métodos de acción, nuevas técnicas exigidas por la complicada sociedad de nuestros días.” Por lo mismo, si no se reforma puede convertirse en una Constitución reaccionaria, si está en permanente reforma es una Constitución revolucionaria.
Por ello, estoy a favor del cumplimiento de la Constitución no en la creación de otra.
* Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, correo electrónico: [email protected]