Por: Myriam Corte.
“Nunca hubiéramos querido que esto pasará, si yo pudiera regresar el tiempo lo haría, hoy hay 43 familias destrozadas y un país indignado, no sabíamos que en Iguala reina el mal”, señaló Uriel Alonso, estudiante de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos, en el estreno mundial del documental Mirar Morir. El ejército en la noche de Iguala, dirigido por Coizta Grecko y producido por el periodista Témoris Grecko, dentro del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsDF).
Uriel, sobreviviente de los hechos violentos del 26 y 27 de septiembre del año pasado en Iguala, Gurrero, ante estudiantes y público en general que se dieron cita en el estacionamiento cuatro del Centro Cultural Universitario (CCU) de la UNAM, expresó que a pesar de las amenazas y el miedo “seguimos aquí en lucha por nuestros compañeros, si los olvidamos ellos ganan, no vamos a parar hasta encontrarlos”.
Continuó, “la fortaleza son los compañeros desaparecidos y ustedes, las luchas no son aisladas debemos seguir luchando”. Finalizó su participación con la consigna: ¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
Previó a la participación del normalista, Témoris Grecko explicó a los presentes que el documental Mirar Morir es producto de las pláticas de un grupo de periodistas, músicos, cineastas, fotógrafos, quienes canalizaron su indignación ante los hechos ocurridos en Iguala en este proyecto audiovisual. A través de la agrupación Ojos de perro contra la impunidad, ejercen su labor como periodistas para brindar información sobre puntos que estaban descuidados como la participación del ejército y las autoridades federales en estos hechos.
“No es un hecho aislado lo que ocurrió en Iguala, no ocurrió en el vacío. Hay redes de complicidad en las esferas más altas del país; el ejército, la policía federal y las instituciones tienen mucho que ver, no se está investigando a fondo”, señaló.
El documental Mirar Morir presenta hechos, datos, declaraciones de personas que estuvieron en el lugar de los hechos, de testigos, no ficción. Ejemplifica el desastre de la justicia nacional y la torpeza y estupidez de las autoridades, “lo que le paso a los estudiantes nos debe preocupar a todos porque en este país no hay justicia”, comentó.
Una tercera intervención antes de iniciar la proyección, estuvo a cargo de Xitlali Miranda, miembro del grupo Los Otros Desaparecidos, quien explicó que este movimiento surge a raíz de las movilizaciones por los normalistas, es decir, tales acciones impulsaron a siete mujeres que tenían en común a algún familiar desaparecido -mucho antes de los hechos de Iguala- a exigir justicia y la aparición con vida de sus familiares.
Sin embargo, el apoyo fue poco, nulo; la gente en Iguala “no decía nada no denunciaba por miedo, poco a poco nos damos cuenta que todos tenemos un desaparecido pero lo que no pudieron desaparecer fue a su familia y su historia”. Actualmente hay 380 personas con un familiar desaparecido en Iguala, por ello, “puedo decir que soy una sobreviviente”, afirmó.
Posteriormente, Francisco Sánchez, normalista sobreviviente con tono de voz firme que demuestra la rabia, el coraje y el dolor por aquellos acontecimientos del 26 de septiembre, señaló que es una alegría darse cuenta que Ayotzinapa no está en el olvido, así como sus 43 compañeros.
“Decimos directamente al gobierno que nosotros vimos que la policía fue quien se llevó a nuestros compañeros. A un año de lo ocurrido, queremos un cambio en el país, no queremos más desaparecidos ni más injusticias.
“Somos muy tontos los mexicanos porque olvidamos lo que está sucediendo pero, no podemos olvidar a los 43 compañeros y a sus familias que piden a sus hijos con vida; si nosotros callamos esto se vienen abajo. Todo México tiene que despertar, todos tenemos el corazón a la izquierda, hay que reaccionar y darnos cuenta que este gobierno nos está chingando”, enfatizó y al grito de ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, las luces se apagaron y en la pantalla se comenzó a narrar esta historia.
El público se mantuvo atento durante la proyección, un número considerable a pesar del cambio de sede. El hilo conductor de esta historia que aún no cuenta con un final culminó casi a las once de la noche, seguido del 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8…41, 42, 43 ¡Justicia!
Finalmente, el señor Clemente Rodríguez, padre del normalista Christian Rodríguez, al tomar la palabra expresó: “a mi hijo lo voy a encontrar” y agradeció el apoyo tanto a estudiantes, colectivos, organizaciones civiles, quienes no los han dejado solos en esta lucha.