Soy Juventino Jiménez Martínez, tanto mi hermana como yo tenemos una discapacidad visual, y a lo largo de nuestras vidas hemos enfrentado enormes dificultades en la ciudad de México a causa de nuestra discapacidad. Por eso hoy inicio esta petición, para que juntos logremos que la nueva Constitución de la ciudad garantice nuestra participación en la comunidad, el acceso a educación incluyente, y a ejercer nuestros derechos al igual que los demás.
Soy originario de Santa María Tlahuitoltepec, zona indígena Ayuujk de los altos de la Sierra Mixe de Oaxaca. A los 4 años, con el apoyo de mis padres, migré a la Ciudad de México, en donde llegué a vivir con una tía que migró años atrás como empleada doméstica. Gracias a ella asistí a escuelas en las que aprendí español y a leer y a escribir en braille; a pesar que por mucho tiempo peregriné para que alguien pudiera diagnosticar el tipo de discapacidad que tenía, esto no me impidió que tiempo después pudiera lograr mi sueño de ser Psicólogo Educativo, profesión con la cual he logrado ayudar a muchos jóvenes con discapacidad para que puedan ejercer su derecho a la educación. Yo fui el mayor de ocho hermanos, y mi sexta hermana nació con discapacidad visual al igual que yo, lamentablemente a ella mis padres no le pudieron dar las mismas oportunidades que a mí. Ser mujer con discapacidad, originaria de una comunidad indígena, te coloca en una posición de doble o triple discriminación.
Así como mi hermana, existen millones de personas con discapacidad a los cuales se les ha negado la educación, el acceso a servicios, a información, al libre tránsito, en suma, el legítimo derecho a ser un ciudadano. Para lograr que más personas con discapacidad sigan sus sueños, es necesario que en la Constitución de la Ciudad de México, ciudad que hoy es mi hogar, se garanticen los mismos derechos que a todos los demás, y que se nos incluyan en todos los ámbitos de la vida con espacios, servicios e información accesible que nos permitan participar con autonomía e independencia como cualquier ciudadano más. Necesitamos que esta constitución nos dé las herramientas para hacer valer nuestros derechos. Sin una verdadera igualdad de oportunidades, seguiremos perpetuando una sociedad excluyente, en donde sólo algunos afortunados tendrán la oportunidad de alcanzar sus metas.
Lo normal es un trato normal. Nuestra plena inclusión en la Ciudad implica reconocernos como parte de la diversidad humana, no queremos dádivas, exigimos derechos. No subestimes el poder de tus manos, tú firma hoy nos puede llevar al cambio, y el cambio inicia contigo, tu familia, tus amigos, tus vecinos, tus compañeros de trabajo, tu comunidad. Hoy podemos crear una cultura de inclusión en nuestra Ciudad.
Al firmar esta iniciativa contribuyes a disminuir la segregación, discriminación, exclusión e invisibilidad. Sé parte del cambio. Si me incluyes a mí, nos incluimos todos. Juntos por los derechos de las Personas con Discapacidad.
“Solos somos invisibles, unidos seremos invencibles.”
¡Súmate!