De Xalatlaco a la ciudad

Diariamente una cantidad importante de mujeres y hombres, viajan de diversos municipios del estado de México a buscar el pan de cada día en variados espacios de comercio en la Ciudad de México.

En bolsas de rafia y mandado cargan a diario la tradicional masa azul de los tlacoyos, quedadillas, sopes y gorditas; los recipientes con nopales, quelites, champiñones y huitlacoche para las quesadillas; además del tradicional pan de nata y los cocoles para acompañar un rico desayuno campirano.


Una de esas mujeres, Gabriela Gómez Cervantes; madre de dos pequeñas y oriunda de Xalatlaco, perdió la vida en el fuego cruzado el día del atentado al secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch . Después de una semana, su muerte se ha ido desdibujando en los medios de comunicación y quizá sólo se le recuerde como un “daño colateral”.

Cuánto valdrá la vida de una mujer trabajadora que no sólo buscaba el sustento diario sino que a través de la gastronomía mexicana, casi sin saberlo, preservaba un cumulo de conocimientos y saberes de los pueblos que históricamente han tejido redes de comercio desde la periferia a la ciudad.

Se dice que hasta ahora le dieron a la familia una ayuda para gastos emergentes por 10 mil pesos y existía una probable oferta de 60 mil pesos por concepto de reparación del daño. Sería una ironía del destino que por la vida de una mujer trabajadora, de la cual seguramente dependía un nucleo familiar, ofrezcan lo que puede ser el costo de uno o dos días de terapia intensiva en un hospital privado de la ciudad.

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