El bypass “positivo”.


Brenda Pichardo

Con el pretexto de los recientes festejos de Fin de Año, y todo el despliegue de buenos deseos y propósitos para este 2014. Es inevitable no hacer una sagaz observación al discurso que todos decimos en relación a los propósitos de Año Nuevo: Trabajo. Esta palabra tan recurrente en el discurso del mes de enero, que se vuelve nuestra preocupación cotidiana a priori porque a partir del trabajo se genera nuestra lucha del día a día; donde surge la relación dialéctica entre teoría y praxis política. Y sumado a la aspiración de conservar o tener un mejor empleo, está la de una “buena actitud” o “actitud positiva” en jerga capitalista, que parte de una psicología del Yo envuelta en un misticismo que oculta la innegable represión simbólica.
Luego de hacer una breve semblanza del 2013, no se puede pasar por alto: la imposición de las Reformas Estructurales; el narcotráfico; la violencia institucional aplicada a la protesta social, represión; sin omitir la toma del espacio público por parte del CNTE, finalmente la educación es un asunto público; el aumento a la tarifa del STC Metro y del IVA a productos de alta demanda en el consumo. Después de la remembranza, uno se pregunta: ¿cómo lograr la praxis cuando la mayor preocupación de la población en México es tener ingresos para solventar los gastos más básicos, desde alimento y transporte público hasta pagar la renta de la vivienda?

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El Intelecto, el Trabajo y la Acción (teoría, poiesis y praxis, respectivamente), se confunden, sus límites interactúan, incluso llegan al conflicto: decidir entre trabajar o ir a una marcha u organizar una asamblea vecinal, se vuelve un dilema para quién no puede ausentarse de su empleo. Y ¿cómo luchar sin dejar a un lado el aspecto del sustento económico? De ahí surge el conflicto entre la Poiesis, que frecuentemente se confunde con la Praxis. Uno no hace praxis cuando va al trabajo, porque éste último es asalariado, la Praxis no. Por otra parte, un aliado del Trabajo es el Intelecto. Usar la Teoría en pro de obtener un mejor empleo. Ajá. Entonces nos alineamos a la idea de que el Trabajo es la mejor forma de lograr el acceso a una mejor calidad de vida, y nos casamos con ese ideal. Pero la Praxis no se reduce al Trabajo asalariado, lo transgrede. Factor económico y factor tiempo nos limitan a realizar la Poiesis. A trabajar para ir al día.
Cuando rompemos la relación tradicional entre Trabajo e Intelecto, la teoría puede apoyar a la praxis. El Bypass suele ser un término aplicado a la informática, pero en este caso lo reivindicaremos como forma de esquivar un sistema, de modificar el flujo normal del sistema. El trabajo absorbe a la praxis y ambos al Intelecto.
Después del anterior choro pseudo teórico, y una vez que sabemos que madrugar para no llegar tarde a la chamba no es hacer praxis, pensamos que llegar a la acción política es un horizonte lejano. Dice por ahí un Tiranosaurio que en México todo se hace de manera democrática.
Una democracia bajo qué signo. Si bien la estrategia del Gobierno es evitar que se les asocie con términos como la Censura, recurren hasta el hartazgo a los sesgos mediáticos: información tergiversada trasmitida por el duopolio televisivo u omisión por completo. Si no está presente esa visibilidad mediática de los movimientos sociales, simplemente no existen. Ese es el mensaje implícito para el teleauditorio. Y así nadie sabe nada. Hacen de la Sociedad de la Información una fantasmagoría.

1487399_790595907633020_1441831401_nY de qué sirve toda esa sociedad de la información si no la enfocamos para cambiar el Estado de Cosas. Tomar un té, café, “pensar positivo”. Y todo eso para que uno no haga consciencia de que el malestar que nos atraviesa cotidianamente es algo estuctural. Desde la Psicología de la “represión” así le llamo, la cual justifica que nuestros problemas son de simple perspectiva; “que el cambio está en ti”; descontextualiza al sujeto como si fuera un ente aislado. Pero estamos en un contexto donde se toman decisiones políticas, donde no participamos y que afectan directamente nuestro entorno próximo y cotidiano, “que nuestras frustraciones vienen de nuestro interior”. Es una falacia que nos mimetiza para que uno no cuestione la ineficacia y podridez del sistema.
Entonces, ¿cuál democracia? Si son muchos los sesgos que se anteponen a una verdadera toma de consciencia y sociedad informada, elemento a priori de la democracia participativa. ¿El Estado de Cosas continua igual? ¿O empeora en algunos casos extremos? Está el caso de Michoacán: los grupos de autodefensa son muestra de un Estado fallido. En el cual el monopolio de la violencia depositada en el ejército (el cual cuesta millones de peses mantener, con el erario público) realiza operativos arbitrarios.
Por otro lado, y en contraste con la negativa de desarme por parte de los grupos de autodefensa de Michoacán, ¿podría ser que el concepto del Yo no invoca a lo colectivo sino al individualismo solipsista como una invitación a la resignación?, a la “la indiferencia como ideal espiritual”, dice Alzati.

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Los enredos metafísicos de la publicidad nos dan muestra de que el pensamiento debe permanecer en la Sensación, en todas estas construcciones simbólicas que generan la ilusión de acceso a una mejor calidad de vida mediante el Trabajo, que no es necesaria una Praxis después de la jornada laboral. Y por qué en lugar de un pensamiento de resignación y misticismo no evocar el pensamiento crítico.
Cito a F. Alzati: “Esto es lo que podríamos llamar el bypass espiritual: por medio de teoría o prácticas consideradas espirituales tratar de eludir o negar totalmente las incertidumbre o los aspectos crudos de la vida”.
Habría que cambiar el Bypass del Yo Espiritual por el de Nosotrxs. Optar por comunidades emergentes y autogestoras que empiecen por hacer una fisura al sistema, a rasgar esa cortina que impide el Bypass de la Praxis.
“Ni pedo”, “así nos tocó vivir”, “actitud positiva”, “uno viene a este mundo a ser feliz”, y damos por sentado que la felicidad es una actitud, un privilegio de procedencia mística, porque la felicidad viene de uno mismo. Pero es algo por lo que hay que luchar. Y usar el verbo luchar ya implica una toma de posición.
Decía Jean Paul Sartre que estamos condenados a ser libres.

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