Parte 2
Las voces de los pueblos
Por: Martín López Gallegos
Ciudad de México. Este 26 de abril se llevó a cabo el foro “El proyecto de Nuevo Aeropuerto, una historia de saqueo, corrupción y muerte” en el auditorio Ho- Chi Minh de la Facultad de Economía de la UNAM.
El foro dio inicio a las 12:00 horas con un auditorio lleno en su totalidad y tuvo una duración aproximada de cuatro horas. Contó con la presencia de integrantes de diferentes pueblos y comunidades como es el caso del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, del pueblo de Ixtlahuaca, de la comunidad de San Luis de Tecuahutitlán y de la comunidad nahua de San Pablo Atlazalpan. Las y los pobladores de estas regiones expusieron las afectaciones que el Nuevo Aeropuerto trae a las comunidades que rodean el proyecto. En todo momento exhortaron al público presente a acompañarlos en su lucha contra la construcción del Nuevo Aeropuerto.
Esta segunda parte sobre el foro contempla las intervenciones de pobladores e integrantes de diversos pueblos y comunidades del estado de México, mismos que forman parte de diferentes procesos de resistencia contra el saqueo y destrucción de sus territorios debido a las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Esta segunda sección recopila los testimonios expuestos en este foro por parte de representantes de diferentes pueblos y comunidades que exponen cómo la gran devastación que están causando las diferentes empresas que se han instalado en sus territorios y han colocado minas a fin de extraer los recursos y materiales para la construcción del Nuevo Aeropuerto.
En la mesa del foro estuvieron presentes Jesús Flores Hernández, profesor-investigador de la Facultad de Arquitectura de la UNAM; la Dra. María Julieta Lamberti, coordinadora de investigación de la Organización No Gubernamental “Poder” (Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación, Lidia Ramos del pueblo de Ixtlahuaca; un integrante de la comunidad nahua de San Pablo Atlazalpan, Ignacio Del Valle Medina, representante del FPDT de San Salvador Atenco; María Luisa Juárez Castro, representante de comunidad de San Luis de Tecuahutitlán, y Mario Benítez, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM y moderador del foro.
Lidia Ramos, proveniente del pueblo Ixtlahuaca, compartió su testimonio sobre la situación tan grave que está sufriendo su comunidad por la devastación de su cerro que consideran parte esencial de la naturaleza, de la vida y de su patrimonio.
“Se acaban los cerros y se acaba el agua. Yo pregunto ¿qué somos para ellos todos nosotros? ¿Qué va a pasar entonces con nosotros? Nosotras como mujeres hemos tomado la iniciativa de oponernos a que sigan dinamitando esos cerros porque nos perjudica no solamente a las pirámides de Teotihuacán sino a nuestros mantos acuíferos [que nos proveen de] agua. Si no tenemos cerros no tenemos vegetación. Si no hay vegetación ¿con qué vamos a contrarrestar la contaminación? Nos están dejando sin nada. Ya no vamos a tener ni siquiera para comer porque […] están invadiendo nuestras tierras. Si no tenemos tierras y no tenemos agua ¿en dónde se va a sembrar? Allá [en Ixtlahuaca] hay mucho maguey, nopal que se están acabando”.
Lidia expresó lo terrible que es para ella y los habitantes de su comunidad el hecho de ser testigos cuando ingresan las maquinarias a sus territorios para demoler algunas partes de sus cerros:
“Da tristeza ver cómo llegan las máquinas tan grandes y […] en menos de una hora queda todo limpio; acaban con nuestra vegetación [o con] nuestros árboles que tienen historias, no de cien años sino de miles de años [o] como es el Lago de Texcoco. ¿Cuántos años tiene ese lago? No tiene ni 100 ni 200, tiene miles de años. ¿Y qué están haciendo con nuestro lago? ¡Se lo están acabando! ¡Ya se lo acabaron!”
Con una profunda indignación Lidia hizo una serie de cuestionamientos sobre el proceso de despojo que están padeciendo en su pueblo y sobre la destrucción que llevan a cabo las empresas al dinamitar los cerros cercanos a su localidad. Éstos son los cuestionamientos:
“Ellos [el gobierno y los empresarios] están viendo por sus intereses y nosotros, todo el pueblo, ¿dónde quedamos? Ellos ven por sus intereses. ¿A nosotros cómo nos ven? ¿Qué somos para ellos? ¿Un estorbo? O sea, ¡quieren terminar con nosotros! Porque nos van a quitar hasta nuestra agua. ¿Qué van a hacer con el agua? […] ¡Hasta la van a privatizar! […] Cuando la privaticen ¿dónde vamos a quedar nosotros, los que no podamos comprar agua? Se acaban los cerros y se acaba el agua y si los cerros que están más lejos (como los de mi pueblo) se terminan ¿qué vamos a hacer? ¿a quién vamos a recurrir? […] ¿cómo vamos a sobrevivir? […] ¿Qué va a pasar con nosotros? Da tristeza ver cómo [a] los cerros los devastan. ¡Un cerro es vida! ¿Qué vamos a comer sin nuestros cerros? Mucha gente vive del maguey y del nopal”.
Detalló que los pobladores no son los únicos que sufren las consecuencias de esta devastación, sino que también las especies que habitan en los cerros que están siendo destruidos. Señaló que los impactos pueden ser muy costosos y se corre el peligro de que muchos animales mueran debido a la continua destrucción de su hábitat natural.
“Nuestros animales que están en los cerros buscan refugio porque su lugar de origen se lo han tirado, [su hábitat natural se lo están acabando con la devastación de los cerros]. […] Después va a pasar como muchas especies que se han ido extinguiendo. […] Se están acabando a nuestro México! ¡Llevan más de 500 años saqueándolo y no se lo han acabado!”
Finalizó su intervención exhortando al público ahí presente a defender las tierras y a frenar los procesos de devastación y despojo en sus comunidades: “¡Defendamos nuestro México! ¡Defendamos nuestras tierras! ¡Que viva Zapata porque él fue el que nos dio la tierra y la libertad!”
Después tocó el turno de pasar el micrófono a un poblador afectado de una comunidad nahua ubicada en la localidad de San Pablo Atlazalpan en el municipio de Chalco, estado de México. Expuso que hace poco más de cinco meses llegó a este municipio la empresa Creatividad e Inteligencia en Construcción S.A. de C.V. (CICSA) con el objetivo de explotar una mina de basalto a tan sólo unos metros de una escuela primaria y de algunas viviendas de pobladores de esta comunidad. De hecho, la mina ya comenzó a generar afectaciones a los alumnos de la escuela primaria Tierra y Libertad, pues algunas actividades escolares se han tenido que interrumpir por seguridad y para evitar más daños a la salud de los estudiantes y los habitantes de la zona.
“Pusieron una mina al lado de una [escuela] primaria estatal, [a la cual] sólo la divide una barda. En esa primaria asisten cerca de 800 niños que están escuchando el ruido de las maquinarias y de los martillos que están todo el día trabajando, están recibiendo el olor de toda la piedra que mueven, de todo el polvo”.
Explicó que la mina ha perjudicado gravemente la vida de los habitantes de la comunidad, pues de forma arbitraria se instaló en terrenos donde se ubica un depósito de agua que abastece a unos 15 mil habitantes de dicha localidad. De modo que esta invasión de la empresa minera representa un gran problema, ya que amenaza con dejar sin suministro de agua a esta comunidad.
“La mina se encuentra en un depósito de agua potable que surte a la comunidad de San Pablo Atlazalpan, una población que tiene aproximadamente 15,000 habitantes. [La población] está siendo afectada porque rompen las tuberías, no las reparan”.
Confiesa el poblador que, por si fuera poco, no sólo se encuentran las afectaciones hidráulicas ni las educativas, sino que también se encuentran frente a una situación que pone en riesgo el patrimonio cultural de esta región. La maquinaria pesada se instaló, sin permiso ni consulta alguna, dentro de los terrenos de la antigua hacienda de San José Axalco, misma que data del siglo XVIII. “La maquinaria y los camiones […] derrumban las bardas de esa ex-hacienda y les vale [sic]. No les interesa el daño que están haciendo al medio ambiente ni a la población infantil y a la población en general”.
Informó que la ex-hacienda está incluida en la lista de monumentos históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Sin embargo, las obras continúan realizándose al interior de estos terrenos y se continúa dañando este monumento histórico. “En el predio donde está la mina se encuentra una ex-hacienda, la ex-hacienda de San José Axalco, que está catalogada por el INAH como monumento histórico”.
El poblador de esta comunidad manifestó que, a pesar de estar ubicados a una gran distancia del Lago de Texcoco, también están sufriendo las afectaciones que provocan las obras del proyecto del Nuevo Aeropuerto. En específico, se refirió al daño causado por las minas que son sobreexplotadas para la extracción de materiales como el basalto. La presencia de la empresa CICSA no hace otra cosa que instalar maquinaria pesada para extraer y triturar la roca basáltica a tan sólo unos escasos metros de los habitantes y alumnos de una escuela de esta localidad.
“Estamos siendo afectados en esta región del municipio de Chalco, específicamente la población de San Pablo Atlazalpan, un pueblo originario, con sus usos y costumbres, que está siendo avasallado por la empresa CICSA que está sacando basalto para el Nuevo Aeropuerto”, reveló el poblador. Y toda esta actividad se realiza a pesar de las consecuencias que se derivan del proceso de extracción de basalto.
Por último, advirtió sobre los daños y la destrucción que esta empresa continuará provocando al lugar y a la población con la extracción de este recurso destinado a las obras del Nuevo Aeropuerto, pues sólo una barda divide a los pobladores de la maquinaria pesada. Señaló que una de las estrategias de las empresas mineras es la de dividir a las comunidades a través de la entrega selectiva de recursos financieros, por lo que la situación se hace más compleja y deriva en problemas al interior de éstas.
“Hay casas donde se localiza esta empresa minera. […] Las empresas mineras llegan ofreciendo dinero con tal de dividir a la comunidad. Es una situación difícil, poco a poco la gente se va organizando”. Los exhortamos a que visiten y se acerquen a sus comunidades “para conocer de viva voz la problemática y puedan aportar algunas soluciones a los diferentes problemas de las comunidades”.
Luego, llegó el turno del siguiente ponente, Ignacio del Valle, quien manifestó que el sentido de su lucha y resistencia está basado en defender la tierra y luchar contra el despojo que significa el NAICM: “Nuestra lucha tiene que ver con la defensa de la tierra y a luchar contra el proyecto del nuevo aeropuerto”.
A continuación compartimos íntegro parte del testimonio que expuso Ignacio del Valle durante el foro:
“Enumeraríamos una gran cantidad de pueblos que están en resistencia. No sólo a aquellos que originalmente, por la cercanía de ese proyecto de muerte que es el Aeropuerto, y que en su necesidad urgente tuvo que asociarse y formar el FPDT en donde cinco comunidades del municipio de Atenco y ocho de Texcoco, 13 en total, formaron inicialmente ese Frente pero que hoy nos vemos con la necesidad o nuestros hermanos de las montañas de alrededor de los pueblos tienen esa gran necesidad de pulirse como pueblo, en principio, y decir yo no permito o no permitiremos la devastación de nuestros cerros porque para ellos representa no sólo el ambiente y la identidad que su lugar le ofrece el modo de vivir y de cómo vivir en razón de lo que tienen sus cerros. Ya nos hablaron de lo que tienen algunos que se ven hasta como muy devastados en árboles pero que tienen una identidad, tienen vida y son grandes captadores de agua, de filtros, sobre todo de esta agua que a la zona baja nos llega agua limpia y que ahora está en peligro y que ahora es una situación muy fuerte y […] que las grandes empresas han penetrado a las comunidades sin permiso violando sus costumbres sin una información adecuada, irrumpiendo y devastando los cerros, ese material que están utilizando hacia el Aeropuerto”.
Algunas comunidades colindantes de Temascalapa y San Martín de las Pirámides han advertido sobre los riesgos que implica la actividad minera para sus viviendas, así como el impacto ambiental y daño ecológico que ésta genera. Los cerros que son explotados y devastados por empresas mineras son el de Tlatepeque y el de Tepozayo. El representante del FPDT enunció a los diferentes pueblos y comunidades que actualmente se mantienen en resistencia contra la devastación de los cerros, que funcionan como fuente proveedora de materiales para la construcción del NAICM.
“Quiero mencionar a unas cuantas comunidades que hoy se están levantando como son varias comunidades del municipio de Acolman que están en esa pelea y en esa resistencia de no permitir que desgajen sus cerros. En San Luis de Tecuahutitlán también sus pueblos están siendo afectados. Hay un cerro muy grande que se llama ‘El Elefante’, donde también está [presente] la resistencia. También a varias comunidades del municipio de Tepetlaoztoc les están haciendo esta devastación [de sus cerros] […] y desde luego que nos hemos ocupado de hacer unos encuentros de estos pueblos que están en resistencia. […] En [San Pablo Atlazalpan en el municipio de] Chalco los compañeros en este momento no sólo están iniciando, sino que ya llevan un rato de lucha y resistencia por sus recursos”.
“Y también cerca de estas comunidades hay una comunidad que se llama Tezoyuca en donde hay socavones de 60 metros [de fondo]. Es grave la situación porque hay una fila de casas y a 60 centímetros [de distancia] están los socavones. […] Es algo que indigna […]. No hay conciencia. No hay consideración. No hubo un estudio respecto al daño y a la gravedad que representa para la gente que vive ahí. […] ¡Eso a nosotros sí nos duele! ¡Nos da rabia! ¡Nos da impotencia! Y [eso] nos dice: ¡No te tienes que rendir! ¡No sólo es Atenco! ¡No sólo [son] otros municipios que están siendo avasallados con esa maquinaria que de forma impotente mira uno cómo destruye! Y cuando uno los intenta parar ya le encontraron el modo [de reprimirnos con] grupos de choque contratados por las empresas y subsidiados y vigilados por el gobierno, por la policía, por el ejército, por los helicópteros que [tendrían] que ver por el cuidado y resguardo de la comunidad, pero es al revés”.
Manifestó que desde el año 2001, fecha en que comienza su lucha contra la construcción de un nuevo aeropuerto en Texcoco, estado de México, los diversos pueblos de San Salvador Atenco han sentido las muestras de apoyo y solidaridad por parte de diferentes sectores de la sociedad:
“El llamado lo hemos hecho durante 17 años y, claro, hemos sentido [que] ¡nunca estuvimos solos!, ¡nunca nos dejaron de lado! […] Sí se puede cuando nos juntamos como pueblos, cuando descubrimos que la fuerza no está en el que nos hagan caso los de arriba o que bajen su mirada hacia nosotros. Cuando descubrimos que el que es igual que yo, está conmigo. ¡Esto es donde está la fuerza! ¡Es lo que hemos aprendido! La fuerza no la tenemos que esperar de los que deciden lo que nosotros tenemos que decidir. […] En ese caminar nos encontramos con hermanos en resistencia como los compañeros del SME; los compañeros maestros; con los compañeros estudiantes de las universidades, de la FECSUM; de tantos sistemas educativos que tienen que ver con el pueblo. Y ese compromiso existe. Ese compromiso lo tenemos que fortalecer. […] [El] conocimiento significa conciencia. Pero no basta con tener la conciencia, con tener el conocimiento si no lo echamos a funcionar, si no lo comprometemos. ¡La parte de dónde venimos es el pueblo!”
Recordó también que el aprendizaje que han tenido ha sido gracias a la colectividad que se genera desde diferentes procesos históricos de lucha en México: “El aprendizaje, nosotros, los que vivimos ese resistir, lo aprendimos de ustedes, con su ejemplo: No olvidamos el dos de octubre, no olvidamos el 71, no olvidamos la huelga del 99. ¡No olvidamos! Y no tenemos qué olvidar de dónde venimos y qué queremos”.
Hizo hincapié en que es al pueblo al que hay que defender y por el que se hace necesario seguir luchando porque no sólo es el Nuevo Aeropuerto el proyecto que hay que detener sino otros planes que el gobierno diseña en detrimento de algunos sectores de la sociedad. “Hemos aprendido en ese caminar que es el pueblo el que está en lucha. […] Es el pueblo por el que tenemos que luchar. […] No nos tenemos que rendir porque no sólo es el Aeropuerto”.
Concluyó su intervención con algunas consignas y con un exhorto a la acción y a la organización para defender al país de las pretensiones del gobierno. “El llamado hoy la patria nos lo hace a todos […] sin olvidar esa consigna que nos levanta esa conciencia en esa reflexión de ‘Zapata vive: la lucha sigue’, de que ‘la patria no se vende, se ama y se defiende’ y que ‘hombro con hombro, codo con codo: el pueblo, el pueblo somos todos’. […] ¡Alexis vive! ¡La lucha sigue! [tres veces]”.
Por último, pasó al frente de la mesa del foro la compañera María Luisa Juárez Castro, quien, con lágrimas en los ojos todo el tiempo, expuso la situación de despojo que están viviendo, cómo están devastando sus tierras y dinamitando los cerros a fin de obtener los materiales para la construcción del NAICM. Ella declaró que principalmente son las mujeres quienes están al frente de la resistencia: “Somos principalmente las mujeres las que estamos resistiendo y las que estamos al frente de la lucha contra el aeropuerto de muerte”.
De forma detallada, María Luisa contó la historia de despojo y devastación que sufre su comunidad: “Yo vengo de la comunidad de San Luis de Tecuahutitlán (SLT), [en este lugar] estamos rodeados de cerros, estos son nuestros filtros de agua. […] Tecuahutitlán significa ‘árboles entre piedras’. Eso es lo que hay en San Luis: que es el tezontle. Con la construcción del Nuevo Aeropuerto se empiezan a devastar los cerros de SLT […]. Ahí inicia el salvar nuestra historia”.
Ella narró que cuando comenzó el proceso de devastación de sus cerros no tuvieron de otra que apoyarse entre los mismos miembros de su comunidad para hacer frente a esta situación de saqueo y destrucción: “¿A quién creen que nos acercamos? A nuestros principios, a nuestros valores”.
Declaró al público que la unión de sus pobladores fue la única arma que tuvieron los habitantes para defender su pueblo. Menciona que su aprendizaje comenzó a partir de que agotaron todas las instancias posibles, dependencias de gobierno y después de que acudieron a los diferentes niveles de gobierno, desde autoridades locales hasta municipios, para denunciar estos acontecimientos sin obtener respuesta alguna a sus demandas. “Ahí empieza nuestro aprendizaje: aprender que al gobierno no le importamos, que no le importa si le está arrancando su forma de vida a un pueblo”.
Asimismo, denunció la represión de la que han sido objeto por parte de las empresas y del gobierno. “Y empiezan las intimidaciones, los grupos [de choque] que llegaban a golpearnos, a encañonar a nuestros compañeros y [advertirles] o paran esto o aparecen muertos. Y sí, sí llegaron a eso. Un grupo de choque […] llegó a nuestro pueblo. Llegó el director general del gobierno regional ‘Ocupa’. Él, junto con más de 1,200 [policías] estatales rodeó nuestro pueblo y agredió principalmente a las mujeres embarazadas [y a las personas] de la tercera edad. ¡No le importó! ¡No le importó! ¡Nos agredió!”.
Relató que eso sucedió al principio. Sin embargo, al no dar marcha atrás a su lucha, después llegó otra represión. “Esa represión nos costó encarcelados porque al ver que nosotros nos empezábamos a rebelar encarcelan a nuestros compañeros. Ahí inicia otra agresión más hacia nosotros como pobladores”. Detalló que los pobladores han levantado denuncias y realizado demandas, pero que esos recursos para ellos, todo esto “no ha servido de nada”.
Expresó que la población de sus comunidades ha permanecido de forma constante e, incluso, muchos han tenido que abandonar sus trabajos para poder organizarse de forma activa contra este proceso de devastación. “En esta lucha tuvimos que estar día y noche protegiendo nuestros cerros. Mucha gente dejó de trabajar. Muchos sobrevivíamos en los campamentos con el apoyo que llagaba de los mismos pobladores”.
Finalmente, declaró que su lucha lleva por nombre “en defensa de los cerros y de nuestro medio ambiente”. Ante toda esta devastación, aseguró que los pobladores de su comunidad se preguntan cómo es posible que las autoridades y las empresas sean capaces de hacer esta destrucción sólo por un aeropuerto. Además de esto, se plantean los siguientes cuestionamientos: “¿Nuestra historia la acabaron sólo por un aeropuerto?, ¿vale la pena acabar la historia de los pueblos sólo por un aeropuerto?, ¿qué beneficio tenemos nosotros? ¿nuestras plantaciones de más de 500 años nos las van a indemnizar? ¿cómo nos las van a recuperar?”
De acuerdo con María Luisa Juárez, la respuesta a estas inquietudes por parte de los empresarios responsables fue la siguiente: “¿Saben cuál fue su respuesta? Nosotros sólo compramos, no indemnizamos”. Esta respuesta terminó por indignar a los habitantes, según narra la representante de comunidad: “¿ahora entienden por qué el pueblo está tan enojado?”. También revela que la mayor inspiración y ejemplo que han tenido es de las personas de la tercera edad. Se trata mujeres inquebrantables que han sido las que desde un principio decidieron organizarse y estar al frente de la resistencia para oponerse a esta devastación: “A nosotros el mejor ejemplo que nos dio esta lucha fue que esta lucha la encabezaban señoras de la tercera edad. […] Ellas fueron las que nos guiaban”, concluyó.
Mario Benítez, profesor de la Facultad de Economía, en todo momento exhortó a diversos sectores de la sociedad a organizarse para hacer frente a la construcción del NAICM, que lo calificó como “proyecto de muerte”. Señaló la importancia de que este foro sirva como el comienzo de una gran articulación a fin de detenerlo:
“Es muy importante que esto se conciba como el inicio de una articulación para que, entre diversos sectores estudiantiles, de profesores, de pueblos, de trabajadores; articulemos una gran fuerza para detener este proyecto de muerte”.
Afirmó que desde la academia se debe impulsar un gran referente de organización para posicionarse ante este “proyecto de muerte” y oponerse de forma contundente ante este proceso de despojo que significa el Nuevo Aeropuerto. “Los estudiantes, los profesores y la academia tenemos que generar un gran referente para parar esa obra que no nos conviene a nadie, solamente a ellos y por eso [es que el gobierno y los empresarios] salen en su defensa”.
Durante el foro los ponentes extendieron la invitación a sumarse ese mismo día a la marcha convocada a 43 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa (#Ayotzinapa43Meses) y también convocaron a los asistentes a sumarse a otra marcha para el próximo 4 de mayo a 12 años de la represión contra integrantes del FPDT.
Éstas son algunas de las consignas que el público gritaba durante la realización el foro:
“¡La patria no se vende! ¡Se ama y se defiende!”
“¡La tierra no se vende! ¡Se ama y se defiende!”
“¡Atenco no se vende! ¡Se ama y se defiende!”
“¡Ni hoteles, ni aviones, la tierra da frijoles!”
“¡Zapata vive! ¡La lucha sigue!”
“¡Mayo Rojo no se olvida! ¡Es de lucha combativa!”
“¡El pueblo consciente no se rinde ni se vende!”
¡Se llama Díaz Ordaz, se llama Echeverría, se llama Peña Nieto: la misma porquería!
“¡Porque vivos se los llevaron!”
“¡Vivos los queremos!”