El viernes 11 de octubre, se llevó a cabo la mesa de diálogo “Importancia de una organización estudiantil permanente”, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), frente a la escultura “Alfabeto Abierto” de Vicente Rojo.
En dicho evento participaron Jorge Luis Muñoz, profesor de la ENAP; Bernardette Sanabria del Tribuno Popular de la Facultad de Derecho de la UNAM; y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: Eduardo Martell, tesista de Sociología; Luis Morales, estudiante de Sociología y Nahúm Monroy, licenciado en Ciencia Política.
Los ponentes de la mesa hablaron con un lenguaje claro, sin conceptos complejos en el rubro político y jurídico, con el fin de evitar confusiones en el tema.
Jorge Luis comentó que se necesitan “nuevas propuestas para romper con el esquema del capitalismo y el paradigma clásico de la movilización, de las marchas y la protesta”. Asimismo considera primordial “crear una forma de vida que le dé a la gente sustentabilidad”, es decir, un “poder popular”.
“¿Si necesitamos empleos, por qué no crear empleos?, pero no a través del emprendurismo, no se trata de decir: ‘yo gano para ser más rico’, porque se cae en el sistema de nuevo”, ejemplificó el profesor.
En cuanto al quehacer del diseñador dijo que: “El diseño llama la atención y el capital nos da de comer, nos divierte y nos da dinero, nos da sueños, y es el sueño del poder el que nos atrapa”.
Por otra parte, Sanabria expresó que la organización es un derecho y entrar a la escuela no significa: “que no podamos organizarnos, pegar carteles o realizar eventos como asambleas, incluso oponerse”.
Ante la situación que viven algunos alumnos de la ENAP comentó: “Pedir espacios es un derecho y la asamblea es una herramienta para la organización, es el órgano de representatividad”; ejemplo de ello es el “Comité de lucha de la preparatoria 8 que trabaja con actividades culturales, desde 1968”.
Luis Morales por su parte reflexionó: “El universitario tiene que ser crítico y el fin último del estudiante tendría que ser retribuirle a esa sociedad”. Asimismo mencionó la importancia de recordar la memoria histórica, en donde se rescaten las cuestiones positivas y negativas de los diferentes movimientos estudiantiles: “Es necesaria la organización permanente, ya que como estudiantes nos vamos de las facultades en cuanto terminamos, pero ¿quién se queda ahora?”
Por ello, comenta que la imagen del líder minimiza la idea de la comunidad. “La asamblea tiene que ser ese órgano para poder participar y crear nuevas formas como el fanzine, que es hacer política. Hacer acciones diferentes y no sólo hablar enfrente de un micrófono y cansar a la gente”.
Martell, mencionó que se debe reflexionar y discutir “qué es la universidad y qué universidad queremos, lo cual nos lleva a decir, qué es la sociedad y qué sociedad queremos”.
“Si queremos una universidad para conseguir trabajo, entonces nuestras universidades son para conseguir trabajo. En donde se enseñan técnicas y habilidades. Pero ¿para quién estamos haciendo conocimiento?, ¿cuál es el fin social de lo que estamos aprendiendo?, ¿qué arte queremos? y ¿qué tipo de academia queremos?”, agregó.
En cuanto al trabajo del artista visual dijo: “La imagen puede usarse como elemento crítico. Lo que estamos estudiando hoy, tiene la posibilidad de cambiar nuestra realidad”.
Eduardo recalca que no se debe caer en el corporativismo, sino en una asamblea dentro de una organización estudiantil que tenga independencia partidista y se dé la convivencia de diferentes ideologías y capacidad de discusión.
Finalmente dijo: “Construir el poder popular, también significa construir poder estudiantil […] Los estudiantes no pueden revelarse ante nada, sino se revelan ante sus estudios”.
Nahúm, comentó acerca de la “mercantilización del arte, porque el arte es revolucionario, porque el arte hace pensar”. Así como el relevante papel de la ENAP en la huelga del 99 con la gráfica y los murales que realizaron.
El politólogo explicó la crisis capitalista con los ejemplos de España, Grecia, Egipto y México, movimientos que surgieron para manifestar su inconformidad.
Por otra parte, Monroy propuso como programa de lucha para una nueva organización estudiantil: “ir contra el desempleo juvenil, la falta de espacio en las universidades públicas, cuando se realice servicio social que no se les use como mano de obra barata y solución al presupuesto de la educación pública”.