Myriam Corte Cortes.
El derecho a la información que posee la ciudadanía y los comunicadores son tópicos rodeados de diversos cuestionamientos, que invitan a la reflexión y al análisis de esta semana en Políticas Media.
En primer lugar, se podría pensar que la diversidad actual de medios informativos (radio, televisión, prensa escrita, internet, televisión de paga) permiten mantener informada, contextualizada e incluso entretenida a la población.
Sin embargo, es necesario precisar que no toda la ciudadanía tiene acceso a la variante de medios; y en segundo lugar, qué tipo de información, datos duros y análisis recibe ésta de los comunicadores al frente de dichos medios.
El presente cuestionamiento es relevante, porque desenmascara que la famosa “diversidad” en los medios de comunicación no es tan diversa como se pregona. Los monopolios televisivos, entre ellos: Televisa y TV Azteca, acaparan un gran mercado con sus contenidos totalmente cuestionables; lo mismo se puede apreciar en la radio.
Por ello, la creación de medios alternativos, como la radio comunitaria o las posibilidades que ofrece la red, son bien recibidos; ya que el ciudadano tiene una opción más para informarse o entretenerse.
Ahora bien, el trabajo de estos medios también requiere de una reflexión, pues además de estar produciendo contenidos diversos, hay que preguntarse quiénes son estos comunicadores, cuáles son sus objetivos, condiciones de trabajo, apoyos financieros –en caso de haberlos- y cuáles son los riesgos a los que se enfrentan.
A diferencia de los reporteros que trabajan para los medios conocidos, que también son vulnerables, los comunicadores independientes lo son aún más. Éstos en su mayoría no perciben sueldo, seguridad social y lo más preocupante, es el estado de incertidumbre al que está expuesta su seguridad al ejercer día a día su profesión.
La vulnerabilidad que los rodea se ejemplificó con los últimos hechos acontecidos en la marcha conmemorativa del 10 de junio, en la cual diversos medios independientes fueron violentados por la policía capitalina cuando cumplían con su labor de informar.
Lo anterior, demuestra que los colaboradores de medios alternativos generan sus productos bajo un peligro constante, que bien puede estar en la cobertura de una marcha conmemorativa hasta el manejo de temas “incómodos” para ciertos sectores. Así, el cuestionamiento es: ¿qué hacer cuando no se cuenta con el cobijo de un medio mayúsculo? y ¿qué hacer si se tiene la necesidad y/o compromiso de brindar otros contenidos a la población.