Mujer no es sinónimo de objeto

Myriam Corte Cortes

El problema de los feminicidios en el país, lastimosamente para nuestra sociedad, sigue en aumento. Caso emblemático es el de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, que a pesar de los años de la movilización de familiares, de organizaciones no gubernamentales y el ir y venir de gobiernos, esta violencia contra las mujeres no ha cesado.

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Al contrario, otro foco rojo se ha encendido en las tierras chiapanecas donde el pasado 5 de julio familiares y miembros de organizaciones civiles marcharon -en Tuxtla Gutiérrez- y exigieron al gobernador Manuel Velasco Coello, el esclarecimiento de los asesinatos que van en este año, así como anunciar la “Alerta de violencia de género” en esta entidad.

Respecto a las cifras de mujeres asesinadas, de acuerdo con asociaciones civiles, van más de 45 feminicidios, los cuales son considerados como tal, por las características que presentan los cuerpos encontrados.

Esta violencia, expresó Martha Figueroa Mier, integrante del Colectivo de Mujeres de San Cristóbal en conferencia de prensa que se realizó a principios de este mes, es un problema que se detectó desde 1993 por organizaciones y el movimiento feminista del Estado. Un fuerte problema que ha sido denunciado, pero no ha tenido lugar en la agenda del gobierno.

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Ante este escenario, el grito de “¡Ni una más!”, ya no es suficiente. La violencia a la que estamos siendo sometidas es indignante. Los golpes, gritos, abusos, insultos que culminan en muerte deben ser frenados; necesitamos estar conscientes tanto mujeres como hombres de que este camino no nos lleva a ninguna parte.

El respeto al otro es fundamental, sin embargo, debemos cuestionarnos cuándo y en qué momento se debe fomentar, para ambos géneros; pues de nada sirve que se establezcan leyes que protejan a las mujeres si seguimos siendo violentadas.

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El acoso que todos los días vive el género femenino es brutal, esta inseguridad todas en algún momento la hemos sentido. Por ello, es importante la verdadera solidaridad y respeto a nuestro género. Y aunque el escenario sea tan escabroso debemos apostarle a la educación que promueva el respeto, sin dejar de exigir a los gobiernos la pronta resolución de los asesinatos.

Es importante inculcar en todos los ámbitos que ni mujeres ni hombres somos objetos que se pueden utilizar al gusto y modo de cualquier persona y después desecharlo sin que haya alguna consecuencia por tal acción.

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