Por: Alejandro Cardiel Sánchez
Los reportes son precisos. Exactos. Sin embargo, quien escribe estas líneas no cree que el descuido -¿o acaso franco cinismo?- sea de ese tamaño.
El nombre de Mónica Romero se repite. Sin embargo, no es el nombre lo que me llama la atención, sino el apodo y la referencia al torero de antaño que se hace presente entre las personas que me confían el nombre y la ubicación de la entrega de dinero: “Mónica, la hija de El Cordobés”.
Al acercarme a las calles referidas, el movimiento es más que evidente. Una gran fila de personas está fuera de la casa, formada, con el rostro desconcertado, descompuesto. Del otro lado, los que salen, lo hacen con el rostro aliviado. Intentan pasar desapercibidos. Desaparecer de inmediato.
Intento interceptarlos. Sin embargo, la tarea se complica. Finalmente un par de jóvenes acceden a hablar, con la condición del anonimato.
– ¿Qué están dando en casa de Mónica? Pregunto.
Los jóvenes, al ver que conozco el nombre de “la operadora” se tranquilizan. Bromean entre ellos.
– Nos dieron ‘una lana’ por votar por el PRD. -Dice el mayor de ellos, enfundado en una camiseta verde de “La Selección” que es como llaman a la selección mexicana de fútbol que jugó este día a las 19:00 horas-.
– ¿Cuánto les dieron? Continuo.
– Doscientos -dice el menor que viste bermudas color verde olivo y lleva corte tipo militar “Quinientos” dice el de la camiseta verde de “La Sele”-.
Así, lo dicen al mismo tiempo, y ambos voltean a verse. Desconcertados al inicio, en franca carcajada ambos a los pocos segundos.
-“Ya me chingaron”, ríe el menor al descubrir que le dieron 300 pesos menos que a su compañero.
– Oigan, veo que la gente en la fila tiene cara de angustia. Cuando salen ya se ven más tranquilos. Aliviados.
– Es que en las elecciones pasadas, la hija de El Cordobés le quedó mal a la gente, dice el menor de ellos. “Prometió que nos iba a dar 500 pesos por voto, pero al parecer en el partido le quedaron mal y ella nos quedó mal a nosotros”.
– ¿Qué partido le quedó mal?, le pregunto.
– Pues el PRD, me responde.
Les agradezco su tiempo.
Me dirijo nuevamente a las inmediaciones de la casa ubicada sobre la calle de Piña casi esquina con calle Guanábana en la colonia Xalpa en la delegación Iztapalapa. La fila sigue ahí. Platican entre ellos.
A la salida una mujer acepta hablar conmigo. Su edad es imprecisa. Parece haber envejecido prematuramente.
– ¿Cuánto les está dando Mónica?, pregunto sin rodeos.
– 200 pesos, me dice.
– Oiga, que bueno que ahora sí les cumplió, no como la vez pasada…aventuro, por la información que había recibido minutos antes.
– Sí, afirma: “la vez pasada hasta la golpearon por no cumplir, hoy al menos 200 pesitos nos dieron para que tengamos algo para llevar a la mesa”, remata.
En esta delegación que concentra al 20 por ciento de la población de la Ciudad de México, y que tiene un índice de desarrollo social calificado de “bajo” y “muy bajo”, es la joya de la corona de todas las elecciones en la Ciudad de México. El presupuesto anual de esta delegación es equivalente al que maneja el estado de Colima.
En este contexto todos los partidos políticos operan en cada una de las secciones electorales de manera ardua. Conviven, convencen, hacen campaña y cuando no hay más que hacer, compran voluntades por entre 200 y 500 pesos.
Este reportero trató de entrevistarse con Mónica Romero “la hija de El Cordobés”, sin embargo al preguntar directamente por ella, la gente de la fila que esperaba para cobrar el dinero prometido, le dijo al cancerbero que cuida la puerta que me vieron entrevistando a varias personas después de haber cobrado su dinero.
Ni siquiera tienen que afirmar o negar la presencia de Mónica Romero “la hija de El Cordobés”, la misma gente de la fila, al intuir la posibilidad de que la operadora cierre la puerta y suspenda los pagos, corren a este reportero con palabras altisonantes y amenazas.
No hay necesidad de que insistan. Me retiro. La fila sigue constante, todo el día.
La lluvia comienza, fuerte. Incesante. La gente se pega a la pared, en un intento por mojarse lo menos posible. Permanecerán al menos otros 30 minutos antes de poder entrar a la casa por el dinero prometido.
Hago un último intento por encontrarme con la hija de “El Cordobés”, ella haciendo gala de alta escuela de toreo evade a este reportero. Sube a un taxi “pirata” y escapa sobre la calle Piña hacia la calle Minas. Va por más dinero me dicen. Un perro, mojado como todos los que estamos a los alrededores me saluda. Lo acarició entre los ojos. Es hora de irme.
Atrás dejo la fila que espera por su dinero. El perro me acompaña aún hasta La Quebradora. Pienso en llevármelo a casa. Por fortuna es la hora en que sale la gente del templo “cristiano” que está a 30 metros de ahí. Es mi oportunidad, me retiro de manera discreta. Voy a la colonia Miguel de la Madrid. Hay reporte de Mapaches operando.
Ha sido un día lleno de animales: toros, perros y mapaches. Antes de abordar el micro, me percato que el perro de la casilla me siguió. Por fortuna se resguarda de la lluvia al momento que arranca el transporte.
Me dirijo hacia otra colonia. Me esperan otros mapaches, otros toros y otros perros. Sobre nosotros sigue cayendo la lluvia.