Compartimos el Manifiesto por la Organización Estudiantil Autónoma –que nos hacen llegar a Políticas Media- del Frente Autónomo de Trabajo Estudiantil de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
Manifiesto por la Organización Estudiantil Autónoma
En el último año han ocurrido en la Facultad sucesos de importancia política cardinal como: la aprobación de los nuevos planes y programas de estudio; las movilizaciones por Ayotzinapa, en apoyo a la CNTE y en apoyo a lxs estudiantes del IPN; los varios casos severos y muy sonados de violencia de género y robo; la protesta de estudiantes de primer semestre “dónde quedó mi plan de estudios”; las elecciones para consejeros estudiantiles técnicos de carrera y, más recientemente, los periodos de elecciones para designar director de la Facultad y consejeros estudiantiles para el Consejo Universitario (CU) y el Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales (CAACS). Todos estos sucesos tienen la característica compartida de que, en diferentes grados, atañen directamente a los intereses estudiantiles. Y sin embargo, paradójicamente, en todos y cada uno de dichos sucesos la participación estudiantil ha sido mínima. Pero, ¿qué factores han producido este aparente “desinterés” de lxs estudiantes en dichos sucesos?, y más importante aún ¿este aparente desinterés significa que las generaciones actuales que estudian en la Facultad están “despolitizadas”?
Primero que nada debemos tener en cuenta que si bien es cierto que el grado de participación y actividad políticas de las generaciones de estudiantes ha tenido históricamente variaciones, éstas no son tan dramáticas. Y es que por diversos factores -como las coyunturas específicas que se viven, las características del momento histórico y la composición orgánica del cuerpo estudiantil- el estudiantado en su conjunto no puede constituirse como una fuerza política unificada y permanentemente activa. Más bien sólo logra constituirse como tal en coyunturas específicas y por temporalidades relativamente cortas. Por esta razón, es iluso esperar que en todo suceso cotidiano y menor de la vida política de la Facultad se vuelquen las masas para participar. Lxs estudiantes que regularmente participan en dichos procesos son generalmente una parte menor del cuerpo estudiantil, la mayoría de ellos organizados en grupos, colectivos u organizaciones de muy diferente carácter y postura política. Por ello, siempre que se hable de participación estudiantil en procesos como los mencionados se debe tener sentido de la proporción para no caer en idealismos que se alejan de la realidad.
Ahora bien, aunque la participación estudiantil no es avasalladora en los procesos políticos regulares, también es cierto que ésta existe y se ve reducida por factores específicos. Al respecto, actualmente podemos identificar dos factores que han incidido en este sentido en la participación activa de lxs estudiantes de la Facultad.
El primero de estos factores es el ambiente ideológico que impera actualmente en la Facultad. Un ambiente que tiende a condenar cualquier postura política e ideológica clara y se vale de la “broma”, la ridiculización y un lenguaje ambiguo para hacerlo. Este ambiente cuasi-punitivo tiende a atacar particularmente cualquier postura crítica, por mínima que sea, así como cualquier reivindicación de “izquierda”, pero no mediante la discusión y la argumentación serias, sino mediante formas de condena intolerantes que utilizan palabras como “chairo” para denigrar y ridiculizar. En este contexto, no es raro ver cómo la participación estudiantil indirecta mediante “chistes” y “memes” ha sustituido sustancialmente las formas de participación directa como la discusión seria y el intercambio de ideas. Tampoco es casual que con la reproducción de estas prácticas cada vez sea más difícil poder reconocer posturas claras y, por el contrario, cada vez sea más común ver como discursos que ocupan retóricas “antagónicas” (de “izquierda” y “derecha”) tienen puntos de encuentro e incluso llegan a conclusiones similares. En síntesis, este ambiente más bien contra-crítico y “criticón” ha fungido como un factor para generar una dinámica de pasividad política en el grueso de lxs estudiantes.
El otro factor que ha generado pasividad es la participación y el papel que han jugado en la vida política de la Facultad los grupos organizados de estudiantes pertenecientes a los sectores de derecha, centro e izquierda.
Nos referiremos primero a la derecha estudiantil. Estos grupos están integrados por los estudiantes más conservadores alineados, la mayoría de las veces, a los intereses de la burocracia universitaria y de los partidos políticos. Por ello, regularmente pugnan por la desorganización y la subordinación de lxs estudiantes a los intereses de los grupos a los que sirven. Algo que caracteriza a estos grupos es que suelen operan sólo de forma intermitente, generalmente en coyunturas muy específicas. Además, por lo regular carecen de un programa político propio, así como de auténtico interés para inmiscuirse en la vida política estudiantil. El objetivo de estos grupos es contener la participación estudiantil, así como apoyar y legitimar las iniciativas de la burocracia y los partidos, aunque éstas atenten en contra de los intereses estudiantiles. Actualmente, el grupo más destacable perteneciente a este sector es el de lxs nuevxs consejerxs estudiantiles del CU y el CAACS, entre lxs que, por cierto, encontramos a un militante declarado del PAN. Queda esperar a ver cuál será su estrategia y modus operandi ahora que han obtenido un cargo institucional por dos años.
Otro de los grupos que con su práctica política pragmática y cargada de ambigüedades han coadyuvado a fomentar la pasividad entre lxs estudiantes son lxs reformistas. Algo que característica a este sector es que naturalmente tienden a canalizar el grueso de su participación política a los espacios institucionales de la Universidad, particularmente a los consejos. Por lo anterior, buena parte de su actividad política cotidiana se burocratiza y queda condicionada por la agenda que les imponen dichos espacios institucionales. Esta posición lxs lleva, naturalmente, a alinearse a los mandatos de la burocracia -que controla los espacios institucionales- para no cerrar los “canales de negociación” y asegurarse espacios de “maniobra política”. De esto se sigue que en los hechos estos grupos, pese a que a veces adoptan discursos progresistas y retóricos respecto a la autoridad, coadyuven a desmovilizar al estudiantado pues siempre intentan canalizar cualquier interés o descontento estudiantil a las instancias donde operan y, en algunos casos, llegan hasta buscar disuadir a al estudiantado de organizarse fuera de dichas instancias. En la Facultad el grupo de centro con mayor presencia, aunque ciertamente hoy casi sin fuerza efectiva, es del PAE. Particularmente, lxs consejerxs del PAE han coadyuvado a generar entre buena parte de lxs estudiantes un sentimiento de indiferencia y de desconfianza respecto a la participación estudiantil, pues durante su gestión: dieron la espalda y traicionaron el programa político que les permitió llegar a las consejerías; se alejaron del cuerpo estudiantil; intentaron usurpar megalonomamente (sólo por el hecho de ser consejerxs) la dirección de la vida política estudiantil; permitieron, con acciones y omisiones muy concretas, que lxs intereses estudiantiles fueran vulnerados, sólo hace falta recordar cómo legitimaron la aprobación de los nuevos planes y programas de estudio… en suma durante su gestión fungieron como agentes de contención de la participación estudiantil activa en no pocos asuntos políticos de interés.
Finalmente, nos queda referirnos a los grupos de estudiantes de izquierda. Lo primero que debemos mencionar es que estos grupos son muy heterogéneos tanto en las formas de organización, como en su reivindicaciones políticas y sus posturas ideológicas; sin embargo, y a diferencia de los otros grupos, éstas son claras . Lo anterior, a su vez, produce que muchas veces sea difícil para ellxs encontrar puntos de convergencia para la organización. Por ello, normalmente cada uno de estos grupos suelen impulsar de forma independiente sus propios programas políticos; que las más de las veces trascienden los intereses netamente escolares y las barreras institucionales. Sin embargo, esto no significa que lxs estudiantes de izquierda desconozcan o nieguen la importancia de los espacios institucionales. Al respecto, la opinión general de estos grupos sobre espacios como los consejos es que deben ser utilizados como tribunas de denuncia, organización y lucha estudiantil por personas autónomas que hagan trabajo de base y estén preocupadas por defender los intereses estudiantiles por todos los medios. Además, otra característica de estos grupos es que ante sucesos políticos importantes pugnan por la organización estudiantil y la lucha colectiva. En la Facultad existen varios grupos organizados de izquierda que trabajan en los asuntos de la vida estudiantil, por ello resulta difícil enlistarlos. Lo que no es difícil es identificar cuáles han sido sus errores para promover la organización estudiantil y de qué formas han coadyuvado a promover la pasividad entre el resto de lxs estudiantes. En nuestra opinión han sido tres los grandes errores. Primero, no han sido capaces de encontrar los canales y las formas adecuadas para promover una organización estudiantil combativa de carácter permanente que represente realmente una alternativa de lucha en pro de los intereses estudiantiles. Asimismo, no han logrado dar continuidad cabal a las luchas y los esfuerzos que las generaciones pasadas han desarrollado en este sentido. Finalmente, otro gran error de estos grupos ha sido la permisividad con la que han tratado a los grupos reformistas y de derecha, pues aún sabiendo cuáles son las formas que ocupan para contener la organización estudiantil pocas veces se han atrevido a denunciarlas abiertamente y a informar a la comunidad sobre ello.
En atención a las problemáticas antes mencionadas y para demostrar la intención de darles solución es que diversos estudiantes que nos reivindicamos de izquierda estamos impulsando un espacio de convergencia para luchar por los intereses estudiantiles. Este espacio común de lucha y trabajo ha tomado forma en un Frente que está integrado por estudiantes de la Facultad tanto independientes, como pertenecientes a distintas organizaciones y colectivos de diversas corrientes dentro de la izquierda.
Para dar sustento a nuestra propuesta organizativa hemos decidido construir un programa de lucha común que reivindica las luchas históricas del movimiento estudiantil de izquierda y se propone defenderlas. Los cuatro ejes que componen nuestro programa son:
- Defensa de la educación pública, gratuita y popular. Cuando hablamos de la defensa de la educación pública no nos referimos únicamente a la oposición contra el cobro o alza de cuotas, sino también a buscar asegurar el acceso a las clases y grupos que por cuestiones de clase, género o etnia les es denegado. Asimismo, buscamos defender la vocación social y el sentido humanista como principios bajo los que se debería aprender y enseñar. Es por eso que nos posicionamos en contra de una universidad que carezca de interés social y que fomente una educación con base en principios de competitividad. No queremos una universidad empresarial que condicione nuestro campo laboral. Luchamos por una universidad social, una universidad diversa, una universidad del pueblo.
- Lucha por la democratización de la Universidad. La democratización de las formas de gobierno dentro de la UNAM es necesaria ya que los estudiantes, profesores y trabajadores no tienen incidencia directa en las políticas que se instauran dentro de la Universidad. Las políticas, designaciones y decisiones importantes son tomadas por el rector y su séquito de ayudantes sin tomar en cuenta los intereses y necesidades de la comunidad en su conjunto, por eso pugnamos por un método democrático para que los intereses y necesidades de la comunidad sean los que delinean las políticas institucionales de la Universidad. Estamos conscientes que la democratización no pasa únicamente por medios institucionales como los son los consejos o el simple derecho al voto. Por ello, proponemos que esta transformación se construya desde las bases organizadas que defiendan sus intereses y que velen por sus necesidades.
- Apoyo a la organización estudiantil autónoma y permanente. Abogamos por promover y fomentar la participación de los grupos u organizaciones estudiantiles autónomos, sean estos de corte cultural, deportivo, social y/o político dentro de las universidades. En ese sentido, apelamos al fortalecimiento de la organización estudiantil de carácter autónomo, es decir que luche por construir poder estudiantil desde lxs estudiantes, es decir sin estar subordinada a los intereses de grupos como la burocracia universitaria y los partidos políticos. En suma, pugnamos por el trabajo comprometido y permanente en pro de los intereses estudiantiles.
- Seguridad colectiva y lucha contra la violencia. La violencia se ha enquistado en nuestra Universidad, sus causas son diversas al igual que sus consecuencias. Esta violencia se manifiesta las más de las veces en agresiones y acoso, efectuados principalmente hacia estudiantes de género femenino. También hay manifestaciones de violencia cotidianas que desvalorizan y acosan a todas y todos en diversos ámbitos por motivos de clase, género, orientación sexual y/u origen étnico. Por ello, creemos de gran relevancia luchar de forma colectiva por la seguridad de la comunidad estudiantil. En consecuencia, creemos pertinente supera los esquemas de seguridad punitivos y poco eficaces -que asumen como panacea la instalación de cámaras y torniquetes- y pugnar por la reconstrucción de tejido social que permita en el mutuo cuidado y solidaridad ante hechos de violencia.
Sabemos que la política no ha muerto en la Facultad y que, contrariamente a lo que se dice, existen muchxs compañerxs interesadxs en trabajar en pro de los intereses estudiantiles. Por ello, este espacio organizativo queda abierto para todxs lxs compañerxs combativos que quieran construir a nuestro lado y luchar para mejorar, así como transformar las condiciones de estudio y vida en las que nos desarrollamos.
Espacio organizativo integrado por estudiantes independientes, así como integrantes de: el Colectivo Conciencia y Libertad, el CGH-Políticas, las Juntas Defensivas Universitarias y Tiempos Modernos.