“La revolución no la hacen los revolucionarios […] la revolución la hacen aquellos que no quieren hacer la revolución” Guillermo Almeyra.
El pasado martes 18 de febrero a las 18:00 horas, se llevó a cabo la presentación del libro “Militante Crítico. Una vida de lucha sin concesiones” de Guillermo Almeyra, en la Casa Rafael Galván de la UAM. En donde Edgar Sánchez, Massimo Modonessi, Cristina Pizzonia y Luciano Concheiro acompañaron al autor, para mostrar su trabajo de más de 20 años.
El argentino Guillermo Almeyra Casares es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y dirige la revista OSAL del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (FCPyS UNAM) y periodista del diario mexicano La Jornada. Asimismo ha participado en procesos políticos, sociales y guerrilleros como en: Yemen, Argentina, Argelia, Perú y México.
Al evento asistieron más de 100 personas, lo cual excedió el espacio disponible para la presentación. Entre los que se encontraban: Esteban Volkov, nieto de León Trotsky; Martín Esparza, Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas, SME; académicos e intelectuales que homenajearon al autor; militantes y luchadores sociales; así como estudiantes de diversas universidades como UNAM, UAM, UACM, entre otras.
“Es un libro duro, como debe de ser un militante”, comenta Massimo, al referirse a la crítica que realiza Guillermo en cada una de sus páginas, así como a la forma directa y “sin medirse” para decir las cosas.
Por su parte, Concheiro hizo énfasis en que “la historia representa un arma de lucha”, hecha desde la experiencia y sin concesiones. Además, menciona que la obra es parte de: “un compromiso de un militante comunista, desde la felicidad que es ser comunista […] dentro de su militancia, pues rompe todo tipo de sectarismos […] Es un canto a la vida, un canto a la alegría”.
Uno de los problemas a los que se enfrentó el autor, antes de terminar el libro, fue saber “qué cortar”, pues deseaba que fuera accesible para los jóvenes, quienes “no tienen tiempo para leer ladrillos y tampoco para comprarlos”, expresó con una sonrisa en el rostro, Guillermo Almeyra.
Militante Crítico. Una vida sin concesiones significa 70 años de militancia para el autor, quien asegura tener errores y está abierto a la crítica. Lo más importante es “unir la historia con la construcción del futuro” y el peor desacierto que ha cometido la izquierda es “no hacer un balance del pasado”. Por eso, su siguiente escrito será un balance del marxismo hoy.
Para Almeyra, “el trabajador es complejo y sin duda tiene un retraso, pero también una potencialidad”, para ello hay que tener en cuenta el proceso de construcción del capitalismo y comprenderlo, pues no “sólo es pelar por pelear, porque entonces no somos capaces de prever las coyunturas”, expresó a los presentes.
Guillermo cuestionó a su público al preguntar “¿pero qué hacer ahora, si el mundo está hundido en la barbarie?”, para ello expuso dos alternativas: la barbarie o la destrucción del capitalismo. “Porque estamos ante el cierre de esta época” y la nueva será “peor que la de los nazis, los trabajadores deben de estar preparados y se debe luchar por los derechos democráticos”.
En cuanto a la situación en México, declaró su total apoyo y reconocimiento a la autogestión, “como en Michoacán, Guerrero, la Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT) y las policías comunitarias. “El 90% de nuestra preocupación debe de ser el cómo avanzar juntos. Vamos juntos en lo que se pueda ir juntos, sin hacer concesiones a la iglesia o al estado. En donde los trabajadores tenga independencia y sean libres”, dijo el autor.
Entre aplausos, reconocimiento y respeto a la figura que representa Guillermo Almeyra para la academia, los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricista, gritaron con el puño en alto: “¡Aquí se ve la fuerza del SME, aquí se ve la fuerza del SME!”
“Yo no escribo por escribir. Prefiero escribir artículos que un libro, porque llegan a más gente. No soy académico, no respeto a la academia, porque respeto a la gente común, de carne y huesos. Por eso prefiero ser trabajador del periodismo que un académico. Yo digo lo que tengo que decir y al que no le guste… que diga otra cosa”, aseguró con una sonrisa en su rostro el “militante crítico”.
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