Éste es el pronunciamiento de Martín López Gallegos en su última sesión como representante estudiantil por la carrera de Relaciones ante el Consejo Técnico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM. Martín López fue consejero técnico estudiante durante el periodo de 2013 a 2015.
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Pronunciamiento leído en la sesión plenaria del Consejo Técnico de la FCPyS el 26 de mayo de 2015 por parte del consejero técnico de Relaciones Internacionales:
Hoy se termina mi ciclo como representante estudiantil que comenzó en 2013 en el Consejo Técnico de esta Facultad. Hace dos años la comunidad de Relaciones Internacionales hizo posible el triunfo de un proyecto autónomo meramente estudiantil a través de nuestra presencia temporal de nosotros como consejeros al frente de este cuerpo colegiado, más que como consejeros desde el principio nos quedaba claro que seríamos los portavoces del estudiantado. Caminábamos como han caminado durante ya bastantes años las representaciones auténticas y autónomas de Relaciones Internacionales para denunciar las irregularidades y la opacidad que predominan en casi todo tipo de procesos al interior de la Facultad. ¡Y así lo hicimos!
No obstante, es preciso señalar que la tarea de nadamos contracorriente porque además de situarnos en un espacio adverso en este contexto neoliberal que pretende avasallar y exterminar el pensamiento crítico al interior de este espacio sólo se reproduce el mismo enfoque dominante.
Dentro de este aterrador contexto, la educación pública es la más vulnerable porque actualmente se impulsa un proceso de desmantelación cada vez más acelerado. Hoy día la UNAM atraviesa por un proceso de elitización, exclusión y privatización, prueba de ello son: la inmensa mayoría de jóvenes rechazados año con año de la educación superior, la implementación de cuotas ilegales, los cursos y diplomados que exceden el costo que un estudiante puede pagar, las cámaras de vigilancia como medida remedial para atender el problema de la inseguridad, la tecnificación e imposición de planes de estudio, en pocas palabras poner la educación al servicio del modelo empresarial en el que se inscriben las instituciones de educación superior para precarizar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, tal como Noam Chomsky lo expone en su artículo sobre cómo “El neoliberalismo tomó por asalto a las universidades”.
Es evidente que el gobierno de la UNAM funciona con una estructura totalmente vertical, y dentro de este espacio no se respetan ni los derechos democráticos elementales. El problema fundamental de mucho de lo que hoy padece la Universidad es su gobierno universitario de corte medieval, autoritario y antidemocrático. Ningún nivel que conforme la estructura de gobierno puede ser representativo o democrático mientras se estructure dentro del autoritarismo y la verticalidad. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI una junta de gobierno, integrada por 15 miembros, sea la que designe a los directores de escuelas y facultades?
Es así que, por su propia naturaleza de estos espacios colegiados, existen acuerdos disfrazados de consensos. Existen consensos disfrazados de plurales. Y existen imposiciones de todos niveles al interior de los órganos colegidos de esta Universidad: desde la designación de los directores de escuelas y facultades hasta la imposición de planes y programas de estudio funcionales al sistema dominante; todas ellas son imposiciones disfrazadas de democráticas.
Bajo estas características es que reconocemos los propios límites que tiene el Consejo Técnico y demás órganos colegiados, pero no por ello se justifica la estructura antidemocrática y autoritaria que en él también prevalece. El CT es nuestro espacio de denuncia de la propia antidemocracia universitaria y un espacio de denuncia de las arbitrariedades y distintas problemáticas que padece el estudiantado. Lo mínimo que se puede hacer al llegar a este tipo de espacio es estar al servicio de la organización estudiantil independiente y en apoyo a los trabajadores.
Al respecto, también es indispensable entender que el papel de un consejero no es el de tomar decisiones, sino el de consultar de forma permanente al estudiantado y participar en la construcción de la organización estudiantil. Las autoridades siempre tratarán de persuadirnos afirmando que a través de la representación en las consejerías las necesidades de la comunidad universitaria ya están cubiertas porque pueden ser escuchadas. En nosotros recae también la responsabilidad de luchar por transformar de manera radical la estructura de gobierno de esta Universidad en donde estudiantes, académicos y trabajadores decidamos en conjunto el porvenir de ésta, nuestra Universidad.
Que quede claro que la defensa de la educación pública, gratuita y de calidad no se decide en estos consejos. Las luchas las luchas por la defensa de la educación históricamente trascienden y rebasado a estos órganos que en diversas ocasiones han defendido el carácter privatizador de la UNAM. Así lo demuestran las históricas luchas estudiantiles de 1968, 1971, 1986-87, 1999-2000 y ahora en los Posgrados de la UNAM. Podrán aprobar las cuotas en estos consejos pero el movimiento estudiantil siempre tendrá la voz y la última palabra.
Como lo dijimos desde un principio, este consejo es sólo uno de nuestros diferentes medios que tenemos para nuestra acción y participación porque siempre hemos tenido claro las limitantes del mismo aunque una vez estando adentro. Dicen por ahí que hay que vivir con el monstruo para conocerle las entrañas. Y como dijera el gran el libertador José Martí: Yo “viví en el monstruo y le conozco las entrañas…”