Por Tiyako Felipe.
El 2 de noviembre, fecha simbólica en la cultura mexicana por la celebración de los muertos, se inauguró la Cancha Monumental de Juego de Pelota Prehispánica en el Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán. En un día tan especial y pese a la lluvia se dieron cita los invitados a participar en dicho acontecimiento.
Ricardo Cervantes “Tonatiu”, presidente del centro cultural, mencionó que, desde hace 28 años su padre “Tlahuilpascantecutli” ha trabajado en el rescate y la difusión de la cultura. Con el paso de los años su proyecto fue tomando forma, hasta que se dieron a la tarea de construir una cancha de juego de pelota prehispánica, “como la que tenían los abuelos hace mil años”. Por eso, una de las principales características de la obra que inauguraron fue que se construyó con cantera rosa y fue labrada a mano, como ancestralmente se hacía.
La idea de diseñar un espacio para la práctica y difusión del juego de pelota, según Ricardo, se originó un día que, sentado con su padre conversaron y decidieron “hacer algo que hiciera un despertar colectivo, que la gente pudiera tener acceso; y qué mejor que a través de un deporte donde los niños, jóvenes y adultos pudieran venir a practicarlo, aprender y por qué no, rescatarlo”. Para cumplir con sus sueños, los organizadores mencionaron y reconocieron el apoyo recibido de The Memnosyne Institute.
El Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán y la cancha inaugurada se encuentran a la altura del kilómetro 92 de la carretera México-Tuxpan. Para acceder a la misma: estudiantes, profesores y niños menores de 13 años lo harán de forma gratuita con identificaciones vigentes; quienes no cuenten con este requisito deberán de pagar una cuota mínima de 30 pesos, para pagar a un profesor de juego de pelota que les explique y los guíe en el juego. Estará abierta de 10:00 a 17:00 horas.
Como parte de la inauguración se realizó una ceremonia de Encendido del Fuego del Abuelo, la bendición del área de juego y una exhibición del juego de pelota donde se enfrentaron los equipos de Mitla y Quetzalcoatl, quienes al compás del sonar de los huehues, la replicación del silbido de aves y sonidos de la naturaleza, demostraron su habilidad para el juego de pelota prehispánica.
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