La indignación y la rabia no se acaban con la acción de votar

“No podemos seguir pidiendo un minuto de silencio por los desaparecidos porque un minuto de silencio por cada desaparecido, por cada asesinado en nuestro país en nuestro estado es quedarnos callados eternamente…”

Ana Gatica

Por: Myriam Corte

Las palabras que Ana Gatica dirigió a Rigoberta Menchú, luego de increparla en la conferencia magistral Democracia y Cultura de La Paz, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Internacional Acapulco (CIA) en el estado de Guerrero ejemplifican la indignación y la rabia que el pueblo mexicano está viviendo. La Premio Nobel de la Paz participó junto con el gobernador Rogelio Ortega Martínez, representante del INE del estado y los candidatos a gobernadores por el PAN, Jorge Camacho Peñaloza y del PRD, Beatriz Mojica Morga.

Invitar a votar a la población, como lo hizo Menchú, en los próximos comicios y pedir un minuto de silencio por los 43 desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa, es pedirle a la sociedad que haga caso omiso de lo que está ocurriendo en cada comunidad, municipio o estado y legitime la represión del Estado.

Gatica, joven nahua, cuestionó: “¿Cómo señor gobernador me puede llamar a votar? ¿Cómo partidos políticos del estado de Guerrero nos pueden pedir a los jóvenes que somos el más numeroso índice de población en México votar?”

¿Cómo nos pueden llamar a votar? Nos preguntamos, si es notaria la corrupción en los partidos políticos, las riñas-divisiones internas entre estos, las alianzas entre partidos, ya que en una elección pueden ser contrincantes y en otras aliados, y un largo etcétera, etcétera.

Es la pregunta que muchos nos hacemos. Votar,  anular o abstenerse  ¿Cuál opción vale la pena? ¿Traerá cambios visibles? La coyuntura del país es sumamente compleja, la violencia nos está devorando, cada día hay más asesinados, más desaparecidos; los recursos naturales están siendo exterminados por las grandes empresas mineras; las recientes reformas estructurales impulsadas y aprobadas por el gobierno de Peña Nieto es un amplio retroceso a los espacios que ya se tenían ganados (en materia laboral, educativa, energética).

Otra realidad es que, con la simple acción de depositar un voto en la urna, la situación del país no cambiará mágicamente, pero la verdadera acción ciudadana sí. La organización dentro de las comunidades, colonias, alcaldías; sí hacen la diferencia, sin embargo, ¿a quién no le conviene esto? ¿a quién le conviene tenernos sumisos, sumergidos en el miedo y en la indecisión? La respuesta todos la sabemos.

Pareciera que la violencia siempre está junto a la organización, es decir, para cada pueblo organizado, un agrupamiento de policía estatal o federal estará a su lado. Con esto el miedo surge, miedo a ser la siguiente desaparecida, el siguiente desaparecido, detenida o detenido.

Además, el sistema electoral al no ser autónomo completamente, pues se sabe que representantes de los partidos políticos están presentes en este instituto y con la más reciente acción discriminatoria hacia los pueblos indígenas por parte del presidente consejero Lorenzo Córdova. Una vez más se ejemplifica qué es lo que piensan los de arriba respecto de los ciudadanos que no formamos parte de sus “élites”, se evidencia que este sistema no es democrático ni representativo.

Más ejemplos de corrupción la casa blanca, más ejemplos de matanzas Apatzingán en Michoacán, y nos preguntamos ¿en verdad llegará la justicia? una palabra que mucho pronunciamos pero que poco palpamos.

La decisión de votar, anular o abstenerse cada ciudadano la tomará de acuerdo a su contexto; sin embargo, debemos tener muy claro que esto sólo es el principio de las acciones que debemos ejecutar para lograr cambios. ¿Cómo hacerlo? Es difícil responder, pero al no pronunciarnos, al no actuar es seguro que la realidad que nos espera seguirá siendo la misma.

Pueblos de los estados de Guerrero o Michoacán han realizado diversas movilizaciones para impedir que se lleve a cabo el proceso electoral en sus comunidades. Es debatible si son radicales o no, tal vez eso es lo que nos falta a muchos. El problema es que también las acciones del Estado se radicalizan.

Ana Gatica expresó su indignación frente a esta realidad cruel y, no es necesario estar en sus zapatos para comprender que esto que vivimos desde diferentes latitudes y dimensiones, nos afecta a todas y todos por igual. El hecho de no haber sido víctima de la delincuencia organizada, de algún robo, detención injusta, entre muchos más, no significa que no seamos víctimas. Basta notar el salario que se percibe, la falta de oportunidad educativa y laboral, la falta de un seguro médico digno o la constante censura  hacia los medios de comunicación independientes.

Por todo esto, es importante no sólo reflexionar si debemos votar, anular o abstenerse en las votaciones de este próximo 7 de junio, sino analizar qué hacer y cómo hacerlo para salir de este hoyo negro.

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