Por: *Octavio Aristeo López.
Aproximadamente hace un año escribí un artículo sobre el centralismo, señalo que el centralismo siempre está en contra de México, y que vamos hacia una crisis mayor con el constitucionalismo oligárquico separado del pueblo mexicano; el despotismo constitucional garantiza los intereses de la clase privilegiada y debilita a la nación, porque se intensifican los conflictos políticos y sociales, entonces, la democracia se fortalece igual los principios revolucionarios.
El 26 de septiembre y el 20 de noviembre de 2014, son noches tristes de centralismo; noches en el que quedó claro que clase política gobernante asesina vinculada al crimen organizado, es la que ordena y manda.
El Mensaje a la Nación del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto: Por un México en paz con justicia y desarrollo, con fecha 27 de Noviembre de 2014, es insuficiente para liderar la revolución social pacifica no-violenta de la sociedad mexicana.
Las clases conservadoras, siempre deseosas de privilegios y de monarquía, el no tener apoyo de las fuerzas políticas de México en sus reformas, buscan y buscarán apoyos en el exterior; tratarán de imponer la paz por medio de prácticas aplicadas en la época colonial y en el porfiriato; el primero origino la independice de 1810 y el segundo la Revolución Mexicana de 1910. Es la paz impuesta a cualquier costo. No son capaces de mantener un país estable; y, el ser débiles para gobernar, no podrán sostenerse ni con un gobierno policiaco ni con sus opositores comparsas como es la izquierda reaccionaria.
“El asesinato de seis personas, las lesiones a 20 más y la privación de la libertad de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, por policías y autoridades municipales al servicio de la delincuencia organizada” (Presidencia de la República, discursos, 27 de Noviembre de 2014), todavía no llega a un fin, a pesar de que se quiera institucionalizar la revolución social pacifica no-violenta con las 10 medidas anunciadas.
Con el fin de sobreproteger a los inversionistas extranjeros y no lesionar a los banqueros nacionales e internacionales, se invoca al centralismo para preservar la nación, idea que sigue circulando a través de los tiempos desde la independencia de México.
No existe voluntad política para castigar a la clase política gobernante asesina vinculada al crimen organizado, que comete actos inhumanos y de barbarie con impunidad protegida por el Estado de Derecho e instituciones legalmente establecidas.
Según datos oficiales existen 10 mil elementos policiacos en Guerrero para localizar a los estudiantes normalistas desparecidos, pero se dedican al hostigamiento y amedrentamiento de los interesados, según denuncias de los propios afectados.
Supuestamente existen 79 probables responsables incluyendo los autores intelectuales, es decir, ya existe carpetazo sin saber que han declarado, esto crea sospecha en la sociedad nacional e internacional, y genera incredulidad. Porque no están todos los autores intelectuales ni todos los responsables directos.
Por ello, el capitalismo carece de moral. El vacío moral proviene de obtener riquezas, y existe un diálogo de sordos, no ve ni escucha. Los excesos de la opulencia están fuera de la austeridad republicana.
La clase política mexicana, la élite política, está buscando una nueva identidad alejada del pueblo mexicano, la vinculación entre gobierno y sociedad se está profundizando al querer la sociedad reformar el sistema político mexicano; por lo que, vivimos otro de los momentos difíciles de la historia de nuestro país; está cambiando la relación del gobierno con la sociedad, esto también nos hace ser más demandantes, democráticos y revolucionarios.
De aquí, que el Estado de Derecho en el discurso solo sea una retórica, porque a pesar de ello sigue galopante la inseguridad, la corrupción y la impunidad. La violencia, los actos vandálicos y los que violan la ley son la clase política gobernante asesina, y no es castigada. Esta clase política gobernante asesina es la que está destruyendo a México, está desuniendo a los mexicanos, debilita las instituciones; son un problema y no trabajan por México, solo satisfacen sus interés particulares y de grupo.
“Como Presidente de la República, mi obligación ha sido encabezar los esfuerzos institucionales para conocer la verdad de estos hechos; asegurar que no haya impunidad y que todos los culpables sean castigados conforme a derecho, y que se dé la reparación integral a las víctimas” (Presidencia de la República, discursos, 27 de Noviembre de 2014).
Hecho que no está sucediendo, ya se maneja la cantidad de un millón de pesos por cada desaparecido que podría recibir cada familia, como si la vida humana tuviera precio de mercado y la democracia solo tener costales llenos de dinero para comprar votos, como si el dolor y la indignación tuvieran precio.
El enriquecimiento es tan antiguo como la humanidad, el ser humano está en constante lucha por acumular riquezas, aun a costa de la vida de los demás; somos seres depredadores con una pasión desenfrenada por cumplir con esta necesidad de riqueza material.
Por lo mismo, se está construyendo un centralismo sin revocación de mandato ni rendición de cuentas del gobierno. No existe democracia interna en los partidos políticos. En la subordinación de mayoría y minoría no existe claridad en quien es mayoría y quien es minoría; en México existe confusión en éste término conceptual.
Además, instrumentan técnicas de represión caducas en contra de ciudadanos que se manifiestan pacíficamente sin violencia, por autoridades que no respetan la Constitución; las detenciones por parte de los policías son arbitrarias con exceso de fuerza, abuso de autoridad en un Estado Democrático; los mantienen incomunicados sin contar con el proceso jurídico que todo ciudadano tiene en un Estado de Derecho; son agredidos física y psicológicamente, hasta llegar a la tortura en un Estado constitucional.
Las fuerzas policiacas no son castigadas por sus delitos, de acuerdo en un Estado de Derecho; son utilizados para provocar disturbios; es decir, los policías son desestabilizadores y generan violencia. Si la clase política gobernante asesina vinculada al crimen organizado se fortaleció en el sexenio de Vicente Fox y Felipe Calderón, porqué siguen vinculados en la Administración Pública Federal si se les conoce sus vínculos con el crimen organizado; porqué siguen dentro de la clase política gobernante que ha llevado a México a este grado elevado e insultante de corrupción e impunidad.
Existen notas periodísticas que señalan, que Abarca sigue operando desde donde se encuentra.
Existe otro peligro económico, el país se camina a enfrentar en unos días una crisis financiera que provocará un escenario más complicado en el ámbito político: la devaluación del peso, la caída del precio internacional del petróleo, la fuerte carga fiscal, el desempleo, la parálisis económica en regiones del país gracias a la inseguridad y las movilizaciones sociales.
No es nuevo señalar que centralismo y democracia son conceptos contradictorios y, aparentemente, incompatibles. Existe dificultad hacer compatibles ambos conceptos, que han de convivir en un difícil equilibrio democrático. En la realidad, tan importante es el centralismo como lo es la democracia en nuestro país.
Pero, un país dividido invoca el centralismo, después el centralismo divide; además al imponer la solidaridad no busca la solidaridad en la confianza ni en la voluntad colectiva, y esto debilita a los gobiernos centralistas y no tienen capacidad para defender y conservar la nación.
Es cierto, los mexicanos saldremos airosos nuevamente de esta prueba histórica, es nuestro momento, es nuestra oportunidad revolucionaria de gritar con fuerza más allá de las fronteras: “La patria es primero”.
Si la clase política gobernante asesina, no es castigada, los diferentes sectores clamaran justicia, y gritaran “México es primero”, y dentro del marco constitucional se encontraran soluciones a los problemas que está ocasionando la clase política gobernante asesina; somos mayoría y estamos participando para el progreso de México.
La clase política gobernante asesina, intolerante y provocadora, divide y genera conflictos; está inconforme por los cambios estructurales, entonces, al fomentar la represión quiere detener y frenar el avance de México.
El pueblo de México es más que la clase política gobernante asesina, es un pueblo fuerte; es más grande que los problemas que vivimos, es crítica; está participando y demanda el respeto del Pacto constitucional: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos vigente.
Sabemos, que la lógica del capitalismo es una transformación permanente, estar en constante cambio: es revolucionario. Esta lógica es entendida por la sociedad mexicana. No entienden los catastrofistas esta metamorfosis, ni la clase política gobernante asesina, por ello, la represión se intensificará. Señala en sus textos Jesús Reyes Heroles: “los intereses centralizados se imponen y su ley no es la transformación, sino la conservación”. Esperamos más noches tristes del centralismo.
* Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. correo electrónico: [email protected]