Jorge Sánchez Moreno
En el 2011, cuando Miguel Ángel Mancera todavía era procurador de Justicia a las órdenes de Marcelo Ebrard, el PRI coqueteó con la posibilidad de recuperar el Gobierno del Distrito Federal sin embargo prefirió esperar.
La elección del 2012 fue muy particular, en el Distrito Federal fueron postuladas: Isabel Miranda de Wallace, por el Partido Acción Nacional (PAN), y Beatriz Paredes, por el Partido Revolucionario Institucional (PRI); el Partido Revolucionario Demócrata (PRD) postuló a Miguel Angel Mancera, a quien en diciembre de 2012 el Astillero, Julio Hernández acertadamente criticó: “él se entiende de izquierda porque ha usado los servicios públicos, como el Metro y ha estudiado en escuelas públicas”.
Mancera y Wallace no eran militantes pero ambos se presentaban ante los medios como dignos representantes de la causa. En sintonía con la guerra contra el narcotráfico que emprendió Felipe Calderón, la señora Wallace fue presentada ante medios como una luchadora social que sufrió el supuesto secuestro de su hijo. Miguel Ángel Mancera fue presentado como un súper policía y efectivo procurador de justicia, incluso por los medios críticos, arrojando resultados alentadores en materia de seguridad durante su paso por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
Mancera era el candidato perfecto y el PRI lo sabía pero decidió esperar, no obstante Carlos Loret de Mola escribió en su columna en El Universal respecto a la posibilidad que el procurador representara al Revolucionario Institucional como su candidato a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
Dado que la política partidista a la mexicana es un teatro en que el actor político hoy es priista, mañana es panista y pasado mañana perredista o de algún otro color de acuerdo a sus intereses personales, no era de extraño que el PRI haya visto algo en el otro “caballo negro” de Marcelo Ebrard, y no se equivocó.
Fue postulado por el PRD y ganó la jefatura de Gobierno por amplio margen a sus competidoras del PAN y del PRI. El PRD hoy es gobernado por sujetos que distan de la ideología de izquierda, prueba de ello fue el Pacto por México que demostró que a nivel nacional el PRD (la izquierda electorera) está dispuesto a ser comparsa del gobierno federal.
En el Distrito Federal el PRD ha perdido simpatías por las acciones de Miguel Ángel Mancera en materia de seguridad y en el transporte público, violentando las protestas sociales con la presencia de sus granaderos “de manera legal” gracias a la implementación de su protocolo de control de multitudes, y subiendo la tarifa del Metro hasta 5 pesos a pesar de todas las fallas que presenta este sistema de transporte, y que a veces parecieran deliberadas. Esto sin entrar en la aparente presencia del crimen organizado en la Ciudad de México, la que el jefe de Gobierno insiste en desestimar negando cualquier posibilidad de su existencia en la capital.
Sin embargo para la oposición política, y a diferencia de otros actores responsables a ese nivel, él no parece ser el responsable directo de la pérdida de confianza en el PRD sino las administraciones pasadas, o al menos el líder del PAN en el Distrito Federal, Mauricio Tabe, así ha dejado constancia.
Miguel Ángel Mancera no es el enemigo político del PAN, así lo deja ver su presidente en el DF, tampoco es enemigo del PRI, como su cercana relación con Peña Nieto lo pone en evidencia, además de que su Procuraduría no ha querido tocar al priista Cuauhtémoc Gutiérrez pese a las pruebas en su contra; tampoco es enemigo de Televisa, con cuyas empleadas ha sido fotografiado en eventos sociales para revistas de entretenimiento y chismes de sociedad.
No sé si Miguel Ángel Mancera trabaje para los intereses del PRI o de Televisa, pero claramente no trabaja para los intereses de la ciudadanía, y el PRI está esperando que eso se refleje en las próximas elecciones a jefe de Gobierno del DF y quien sabe, quizá en un futuro veamos a Miguel Ángel Mancera adoptar los colores del cinismo, la corrupción y el robo sin mesura que representa el PRI.