Por: Pablo Gómez.

Feministas de varios colectivos –con la rabia que sólo puede tener una persona al visitar el lugar donde sus semejantes son masacrados– acudieron el sábado 5 de marzo, al bordo de Xochiaca entre el límite de los municipios de Nezahualcóyotl con Chimalhuacán, en el Estado de México. Aquí, en un lugar de muerte, pobreza y desesperación se llamó a la unidad entre mujeres, a crear solidaridad, organización, aliarse y autodefenderse. Esto, ya que los mecanismos estatales, tales como la llamada “Alerta de Violencia de Género”, que lleva siete meses en uso, no han tenido resultados.

Aproximadamente a las 3:30 de la tarde, los diversos contingentes llegaron a la presidencia municipal de Nezahualcóyotl para organizarse e iniciar la marcha; y al mismo tiempo hacer un performance que representase la violencia de género. Ahí se inició la caminata hacia el bordo, que se vería interrumpida en diversas ocasiones por comentarios machistas de algunos hombres que observaban.

A pesar de estar siempre vigiladas por elementos policiales, durante la marcha, diversas compañeras realizaron acciones tales como pintas y pega de carteles; los cuales cuestionan el sistema patriarcal y piden hasta lo más simple que les es negado, el derecho a existir y vivir sin miedo. Explicaron que estos tenían como objetivo recordar a las mujeres que transitan a diario en esta zona que no están solas. Al grito de “Vivas nos queremos” avanzaron por las calles del –en sus propias palabras– infierno que representa para las mujeres el Estado de México.

Al llegar la marcha al bordo –entre la cual había varias madres de víctimas de feminicidios– se colocaron cruces rosas sobre este y se hizo un performance. El cual consistió en que diversas participantes hablaran por las víctimas de feminicidio y violencia de género que han sido acalladas, pero no olvidadas. Entre los asistentes se podía observar la rabia y las lágrimas, a excepción de los policías presentes, que bromeaban y reían sin tapujos.